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By Bill:

El sonido de la lluvia chocar contra las ventanas de la habitación logró despertarme del profundo sueño en que estaba sumergido. Maldije la hora en que había empezado a llover.

Di un largo bostezo y estiré todo mi cuerpo, tratando de ubicar el lugar en donde estaba, todavía no era persona.

Me encontraba en un cuarto, que no era el mío. Recordé al instante que nos habíamos ido de fin de semana a una casa alquilada y que tenía que compartir habitación con Thomas.

Miré a mi lado y lo vi durmiendo plácidamente bocarriba, tapado hasta la cintura y con el torso desnudo. Mi corazón comenzó a palpitar si control, imágenes de Tom y yo haciendo el amor una y otra vez pasaron con rapidez por mi cabeza. Por impulso tomé la sábana con la que estaba tapado y la llevé hasta que mi cuerpo quedó cubierto del todo por ellas, encontrándome en primera plana con mi desnudez y viendo con mi vista periférica la de Tom. Dando un bajo chillido viré mi cuerpo en un brusco movimiento dándole la espalda, sentí una ligera punzada en el trasero, pero no le di importancia.

¿Después de todas las guarradas que hicimos ayer sigo teniendo vergüenza? Pues sí, yo soy así, en los momentos claves no tengo cara y después ando metiendo la cabeza en el suelo por el bochorno, igualito que un avestruz.

A ver, hay que repasar la situación, tengo detrás de mí al tío que hace unas horas me pidió ser su novio y obvio que acepté, luego de una gran reflexión conmigo mismo me di cuenta de que estaba empezando a enamorarme de él y que no podía seguir evitando mis sentimientos. Dicho tío, o sea Tom, está como dios lo trajo al mundo y es todo mío, todito para mí.

Salí de debajo de mi escondite apoyando la espalda en el respaldar de la cama, hice una mueca al sentir otra punzada, esta vez mucho más fuerte que la anterior. Relajé el cuerpo logrando calmarla...ufff.

Volví a centrarme en Tom y caí en la conclusión de que mi novio estaba buenísimo. Tenía las rastas desparramadas por toda la almohada, la boca semiabierta y las manos entrelazadas en su torso ligeramente musculoso, Tom hacía ejercicio, pero era (por el momento) de complexión delgada, así que por más ejercicio que hiciera no iba a ponerse como aquellos hombres que el ancho de su brazo era un muslo mío. Para mi estaba perfecto, ni tan musculoso ni tan flacucho.

¿Qué me habrá visto Tom como para querer estar en una relación conmigo? Yo no era como él, estaba muy delgado, tanto que se me notaban las costillas, y en cuanto a personalidad era muy inseguro. Si nos comparaban en la clásica lista de pros y contras el estuviera en el número uno de pros y yo de contras. Moví la cabeza de un lado a otro queriendo esfumar esos pensamientos. Tom vio algo en mí que lo llevó a quererme, eso es lo único que debería analizar, pero ¿qué vio? no Bill, basta, no pienses más en eso, di no a tus inseguridades.

—No —dije queriendo afirmar lo que pensaba.

El ruido de la lluvia contra la ventana se intensificó, lo que antes era una llovizna se había convertido en un chaparrón.

Resoplé, tenía pensado volver a visitar el lugar al que Tom me llevó ayer, quería tomarnos una foto de recuerdo en donde nuestra relación formal había comenzado, pero con esta lluvia sería imposible.

Miré hacia la mesita de noche en donde se encontraba un pequeño reloj digital, eran las dos de la tarde. ¿Mamá habrá venido a despertarnos? y si lo hizo ¿Nos habrá pillado desnudos? Ay dios santo, si mi madre nos pilla así pediría explicaciones y ¿qué se supone que se diga en estos casos? ¿que estábamos comparando el tamaño de nuestra anatomía y después se nos olvidó ponernos la ropa? No se lo creería ni de coña.

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