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By Tom:

Simone estaba recostaba en el tronco de un árbol cogiendo sombra y leyendo un libro. Mientras que yo, después de gastar mis energías, me acosté con la panza para arriba a disfrutar del cálido sol y del aire fresco que me adormilaba. La verdad era que la vida me sonreía, tenía un hogar, no me faltaba comida, pero sobre todo tenía una familia que me quería, ¿qué más podía pedir?

Pocas veces era Simone la que me sacaba a dar una vuelta porque casi siempre era Bill quien lo hacía.

No lo había visto en todo el día, se pasó gran parte de la mañana encerrado en su habitación y para cuando salió el muy hijo de su madre me fastidió el plan para poder comerme las galletas. En ese momento  me vino a la cabeza tal cantidad de barbaridades que yo mismo me asusté. Lástima que no se las pude decir, por desgracia los humanos no entendían a los perros.

"Maldita naturaleza por crearnos sin la capacidad de formar palabras"

No pasaba ni un minuto en que deseara ser humano, y gran parte se debía a mis ansias de poder ser algo más que un simple perrito para Bill, quería hablar con él, poder abrazarlo, poder... poder besarlo. ¿Me estaba volviendo loco? ¿Era normal que una mascota estuviera prácticamente enamorada de su dueño?, creo que ni siquiera era normal que un animal lograra pensar tanto como yo.

Moví ligeramente la cabeza para quitar aquellos pensamientos que tanto me deprimían, lamentablemente nunca podría cambiar de cuerpo.

Unas cosquillas me desesperezaron por completo.

—Venga campeón, hay que regresar a casa —dijo Simone colocándome la correa.

Al salir del parque para perros noté que había demasiada gente en la calle, todos iban de un lado para otro mientras que coches y más coches pasaban veloces por la calzada. La calle me imponía un poco, era muy grande para alguien tan chico como yo.

Simone dio un pequeño tirón antes de comenzar a recorrer el camino de vuelta.

Trotaba alegre, deseoso de llegar a casita y recuperar el tiempo perdido con mi dueño, contento de volver a recordar lo afortunado que era.

Ya andábamos cerca de casa cuando un gato se cruzó en nuestro camino. Paró en seco y fijó su vista en mis ojos, acercándose lentamente.

—Tom, camina —Simone trataba de hacerme avanzar jalando débilmente la correa, llegando a arrastrarme un poco hacia atrás, pero me había quedado completamente paralizado, los felinos me ponían de los nervios. Con el pelaje erizado comencé a gruñirle tratando de que se apartara y me dejara tranquilo, mi dueña no ayudaba, continuaba moviendo la correa desesperada, poniéndome más nervioso de lo que estaba.

Los ojos de mi oponente miraban de manera desafiante, sabía lo que pasaría cuando estuviera más cerca, me arañaría el hocico y me tendrían que llevar al veterinario, no quería que eso pasara. Con un movimiento ágil el felino se abalanzó hasta donde estaba y mi única reacción fue salir corriendo hacia donde sabía que no me iba a seguir, la calle.

Logré deshacerme de la correa y esquivar al animal, pero el grito desgarrador de Simone consiguió detenerme, confuso miré alrededor buscando a mi dueña, pero una luz me cegó, un chirrido metálico inundó la calzada, encogí la cola del miedo,lo último que sentí fueron mis huesos siendo aplastados por una de las gomas del carro mientras me preguntaba ¿Así es cómo termina todo?

Dicen que antes de morir uno ve pasar todos sus recuerdos delante de sus ojos, pero yo solo vi a la persona que postergó mi ida de este mundo y que logró que mi vida mereciera la pena.

***

Oscuridad era lo único que divisaba, una densa oscuridad que me envolvía por completo. Por un estúpido gato me habían atropellado, prácticamente me había regalado a la muerte, era un completo cobarde ¿Y así es como pensaba proteger a Bill?

Feel Lost Donde viven las historias. Descúbrelo ahora