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By Bill:

El salón estaba en completo silencio, solo se podía oír un gimoteo lastimero por parte de Tom, nunca llegué a imaginar que las mascotas pudieran sentir tanto apego por sus dueños hasta el punto de llorar por ellos.

Gustav a modo de consuelo subía y bajaba su mano por mi espalda, no sabía que cara se le había quedado al enterarse de todo debido a que tenía el dorso del brazo cubriéndome el rostro. Al contarle lo sucedido en la fiesta había revivido las últimas horas, la herida recién abierta volvía a sangrar.

Más avergonzado no podía estar, sentía lástima por mí mismo, tanto tiempo esperando el momento idóneo para declarar mi amor y al final viene otro, y se me adelanta. Lágrimas y más lágrimas caían, era un completo idiota, ¿cómo se me pudo pasar por la mente la simple idea de gustarle a alguien? Nadie en su sano juicio se fijaría en alguien como yo, en un bicho raro.

—Bill —escuché hablar a mi amigo en voz baja y con un tono de asombro— Te juro que ni Georg ni yo sabíamos que estaban saliendo, sino te lo hubiéramos contado sin pensarlo.

Me relajé un poco al escuchar sus palabras, por lo menos ellos no me traicionaron.

—Tranquilo Gus, no te preocupes —le dije mientras bajaba el brazo y le hacía señales a Tom para que se subiera a mi regazo, en estos años había crecido bastante, cuando se paraba en dos patas me llegaba hasta la cintura, ya no era aquel perrito necesitado de cariño y eso me alegraba. Cuando consiguió acomodarse en mis piernas comencé a acariciarle el lomo, no sé cómo, pero conseguía tranquilizarme solo tocándolo.

—Creo que le debes pedir una explicación a Ginny.

—Ella no es mi novia y puede hacer con su vida lo que quiera —dolía decir esto, pero era la pura verdad— Además después del espectáculo que formé no creo que me vuelva a hablar.

—¡Ni se te ocurra echarte la culpa de todo lo que pasó! —dijo mirándome con cara molesta— Y aquí la única que se tiene que disculpar es ella, que a ti no es el único al que le ocultó que salía con ese imbécil, se supone que somos amigos.

Gustav tenía razón no entendía el motivo por el cual nos ocultó que estaba saliendo con Rey. A lo mejor influyó un poco mi pasado con él, pero, aunque fuera por eso, me hubiera alegrado por ella, si Ginny era feliz yo también. Aunque me quedaba una incógnita ¿por qué insistió en que fuera a la fiesta? ¿para humillarme? No tenía sentido, muchas preguntas y pocas respuestas.

De pronto la canción "Oh Love" de Green Day llenó la habitación entera.

"Irónico " —pensé.

Saqué el teléfono del bolsillo y miré la pantalla. El alma se me fue al suelo.

—Es Ginny —le dije a Gustav, pero antes de que el pecho se me volviera a encoger le colgué.

—Tarde o temprano tendrán que hablar.

—Prefiero tarde —dije poniéndole punto final al tema.

El tono de las notificaciones sonó. Gustav tomó mi teléfono y comenzó a revisarlo, yo por mi parte seguía entreteniéndome con el pelo de Tom, quien se había quedado dormido, pronto estaría igual que él.

—Simone mandó un mensaje, dice que pronto llegará con Gordon —mencionó mientras dejaba a un lado el móvil y se recostaba al espaldar del sofá, cerrando los ojos y descansando.

Comencé a observar todo a mi alrededor. Vivíamos en una pequeña casa ubicada cerca del centro de la ciudad, no era la gran cosa, pero mamá le había dado un toque hogareño particular. Desde que mi padre biológico nos abandonó cuando apenas tenía dos años de edad mi madre había tenido que desvivirse por los dos, admiraba su fuerte personalidad porque tener que criar a un hijo sola mientras trabajaba para alimentarnos a los dos no era cosa de débiles. Cuando comenzó a salir con Gordon, este decidió llevar gran parte de las responsabilidades de la casa, ayudándonos en todo lo que necesitáramos, sin duda se ganó un lugar en la familia, casi lo veía como un padre, le debíamos demasiado.

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