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By Bill:

Estamos parados como dos imbéciles frente al campus del instituto, observando la multitud de estudiantes que charlaban sin preocupaciones con sus amigos, reflexionando acerca de lo que pensarían cuando nos vieran tomados de la mano como una pareja.

—¿Estás listo? —preguntó Tom.

—He perdido la cuenta de las veces que me han hecho esa pregunta —reí al recordarlo— Vamos, se enterarán de todas formas.

La mayoría, por no decir todas las chicas de la escuela, estaban pendientes del momento en que Tom tuviera novia. Así que la boca les iba a llegar al piso cuando nos vieran juntos.

—Entonces andando —agarró mi mano y prácticamente me jaló hacia lo que sería a partir de hoy el propio "Mordor"

Mi avance era tímido, tenía la cabeza agachada para que el cabello me cubriera la visión, no quería ver como todos paraban en seco a observarnos como atracciones de circo.

—Sube la cabeza —susurró Tom haciendo el agarre más sólido — Ellos huelen el miedo.

—¿Qué coño son? ¿Animales?

—Solo muéstrala.

Ni se por qué le hice caso, pero al momento de levantar la vista me arrepentí. Todo el campus nos miraba ¡Todo el mundo! Me pegué al brazo de Tom. ¿Éramos tan famosos en este lugar? ¿Y desde cuando el camino hasta la puerta de entrada era tan largo?

—Ya casi llegamos —me tranquilizó Thomas.

—Jolines, somos unos bichos raros, todos nos miran.

—Solo imagínatelos desnudos.

Hasta en momentos como este conseguía sacarme una sonrisa.

—Pervertido.

Por fin habíamos llegado hasta las escaleras de entrada, ahora venía la prueba número dos, "el pasillo"

Esta vez fui yo el que jalé la mano de Tom, necesitaba llegar al aula rápido, sentía que me iba a dar un paro cardíaco.

Por el camino nos encontramos a Georg y a Gustav, ambos al vernos cogidos de la mano pusieron cara de: "¿Aquí que está pasando?"

Les debía una gran explicación a mis amigos.

Después de doblar en varias esquinas paramos a coger aire en la puerta del aula.

—A la mierda mi maquillaje y a la mierda el cabello.

Estaba sudando a mares, por los nervios y por el maratón que hicimos.

—Ya pasamos lo más complicado —dijo Tom metiendo la mano por dentro de la bandada para secarse el sudor— Ahora me atacarán las chicas para pedirme explicaciones.

—¿Explicaciones? —pregunté curioso— Tu no le tienes que dar explicaciones a nadie. Ni que alguna vez hayas sido algo de ellas.

—Uy Bill, ¿estás celoso?

Puse los ojos en blanco.

—Entremos, necesito sentarme.

Claro que estaba celoso, era mi novio, el único que merecía explicaciones por parte de él era yo.

Al entrar busqué desesperado mi asiento y abrí la ventana.

"Aleluya, aire" —pensé cerrando los ojos y dejando que el mismo me refrescara.

—¿Quieres un pañuelo? —escuché que alguien me preguntaba desde atrás, era Tom.

—No gracias, ya estoy mejor.

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