*17*

509 56 100
                                    


By Bill:


—¿Entonces solo tengo que darle el papelito que compramos a la cocinera?

—Exacto.

—¡Y podré tener la comida que quiera!

—No toda, pero sí podrás elegir que comer.

Como si fuera un niño pequeño Tom corrió hacia la fila para poder comprar nuestros almuerzos. Yo simplemente recorrí la cafetería buscando una mesa vacía, había una al fondo, perfecto así no llamaríamos la atención.

Me dirigí hacia ella colocando la mochila y sentándome en la incómoda silla que hacia juego con la mesa de madera.

A pesar de mi odio hacia la escuela hoy era un día muy especial, y fue en parte entretenido, sobre todo la última hora. Tom fue tan lindo al contarme la verdad sobre lo ocurrido con Ginny, hasta lloró, definitivamente le importaba mi opinión sobre él.

Y después lo que ocurrió... dios bendito... ¡Dios bendito que lo besé!

Estampé la cabeza contra la tabla dura de la mesa tapándome la cara con los brazos.

¿Desde cuándo era tan impulsivo? ¿A dónde se iba mi idea de avanzar poco a poco en nuestra relación?

El problema es que era demasiado difícil tenerlo frente a mí y no poder siquiera tocarle una rasta. ¿Cuándo fue que me enamoré de él? ¿Por qué siempre nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde? Porque era obvio que ya era tarde para mí, con tan solo saber que estábamos en la misma habitación me ponía nervioso, trataba de disimularlo por mi orgullo, pero ya llegué al punto en que no aguantaba más.

Exploté en el baño, me lancé a sus labios sin pensarlo y... virgen santísima ¡Qué beso!

El poco orgullo que me quedaba cogió jubilación anticipada cuando le pedí que no parara, ya me lo imaginaba haciéndome suyo en un cubículo o en el lavamanos del baño, estilo las películas o libros.

Me arrepentí un poco al rechazar su idea de salir con las manos tomadas, nuevamente me entró ese bichito en el cuerpo que me decía que íbamos demasiado rápido... puras tonterías, lo sé.

Reposando la espalda contra la silla tomé una bocanada profunda de aire para después soltarlo suavemente. El amor era tan complicado, aunque creo que yo era el que lo complicaba.

Una risa tonta se escapó de mi boca y pensé:

"Jeje...Tom y yo nos besamos...jejeje"

Deliberadamente puse los labios tipo morrito, imaginándome la escena una y otra vez queriendo volver a vivirla.

Ni el chasquido de unos dedos lograron despertarme del ensueño en que estaba, pero una leve presión en la boca me hizo volver. Abrí los ojos y encontré a Tom apoyando los codos en la mesa y la cabeza en las manos.

—Si querías otro beso me lo hubieras pedido, no te hacía falta imaginarlo.

Mordió lentamente una manzana que tenía en la mano. Tuve que apartar la vista de inmediato o vendrían a mi mente demasiadas imágenes.

—¿Co-compraste el almuerzo? —mis tripas gruñían.

—Lo tienes delante de tus narices bobo —respondió juguetón.

Hasta ese momento no me había percatado de la bandeja que tenía enfrente, ni del olor a ensalada fresca que desprendía. La acerqué y empecé a comer.

— ¿No te quedas con hambre nunca? —preguntó Tom al pasar un rato.

—No, me llena bastante la ensalada.

Feel Lost Donde viven las historias. Descúbrelo ahora