By Thomas:
—Thomas, ¿todavía sigues despierto?
Hacía días que no podía dormirme a la hora acordada por mis padres, según papá estaba en la edad hiperactiva y no descargaba toda la energía por el día. Opté por jugar en la consola cuando me desvelaba, mágicamente cada vez que lo hacía terminaba rendido en la cama.
—No tengo sueño.
—Mañana hay que levantarse temprano porque vamos a visitar a tus abuelos, así que, apaga ese aparato y a la cama.
—¡Pero no me voy a poder dormir!
Suspiró y se encaminó a mi lado.
—¿Quieres que te cuente un cuento?
—Mami ya estoy grande para los cuentos infantiles.
—Ten por seguro que no va a ser un cuento infantil mi niño —dijo acariciando mi cabello para después tomarme en brazos y llevarme a la cama, en donde me tapó con la sábana arropándome.
Después dio la vuelta y se metió también en la cama atrayéndome a ella. Mi mamá tenía un olor particular, jamás usaba perfume de mujeres, sino que le cogía prestado los de papá, decía que el perfume de hombre tenía un olor más neutro, más misterioso y que le encantaba oler como papá.
Mami era una mujer muy joven, me contó que se enamoró de papá a los diecinueve años, su familia no aceptaba esa relación porque mi padre era diez años mayor que ella, pero eso no les importó. Al año se fue de su casa y comenzó una nueva vida con papi, a los pocos meses se casaron y dos años después me tuvieron a mí. No tenía hermanos y eso provocaba que, en ocasiones, cuando me encontraba jugando solo, añorara a alguien ficticio, a alguien que supiera lo que se siente tener mi edad, pero al parecer, por el momento no se podía.
—¿Listo?
—Eso creo.
Sonrió y comenzó el relato:
—Había una vez un pequeño lobo que vivía junto a sus padres y su manada en una cueva situada en un bosque muy lejos de la ciudad. Todos los días salían a altas horas de la noche a cazar, no solo por la necesidad de alimentarse sino también por la diversión de ver sufrir a los que ellos consideraban "los animales inferiores". El pequeño lobito, a pesar de obedecer sin dudar a sus padres no estaba de acuerdo con la actitud agresiva que tomaban ante otras especies más delicadas. Hasta ese momento no se les había unido en la caza porque todavía no tenía la edad necesaria para hacerlo, pero eso cambio ese día. La noche llegó y con ella el temor del joven lobo, era la hora, sus padres se iban a quedar en la cueva hasta que el regresara con la comida, añorando verlo al regreso convertido en todo un lobo adulto del cual se sintieran orgullosos. Temeroso, el pequeño se adentró entre la espesura del bosque, olfateando el terreno en busca de su primera presa, lo cazaría lo más rápido que pudiera, sin hacerlo sufrir. Escuchó un ruido a lo lejos, como una ramita rompiéndose, se agazapó y avanzó con sigilo. Lentamente sacó la cabeza por entre los matorrales que lo ocultaban, encontrándose con una criatura preciosa y esponjosa. Un conejito estaba sentado en medio del bosque, mirando con detenimiento las estrellas, pensando en lo inmenso que era el firmamento y en cuantos misterios ocultaba. El lobito se quedó parado, sin saber qué hacer, no quería asesinar a una criatura tan hermosa.
"Es de mala educación quedarse en las sombras y no saludar" dijo el conejito desviando sus grandes ojos rojos hacia él.
Lobito se sorprendió mucho al escuchar las palabras del animalito, muy despacio caminó hasta encontrarse al lado del mismo. Ambos en silencio miraban las estrellas, al más grande de los dos no le gustaba el camino que estaba tomando la situación, lo último que quería era cogerle cariño a quién supuestamente era su cena, pero intrigado preguntó.
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Feel Lost
أدب الهواةBill siempre ha sufrido bullying desde pequeño, siente que ya no puede más, pero cuando piensa que todo está perdido, aparece un pequeño cachorro. Aquel incidente resultó no ser tan normal como parecía, ¿Qué hacer cuando descubres que nada es lo que...