Capítulo I

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Se puede amar algo intangible?

Le puedes entregar tu alma a alguien a quien ni siquiera puedes ver?

Después de dejarte con esas dudas me presentaré.  Mi nombre es Olivia Parker.  Me trajeron al Sanatorio Allerdale Hall hace algún tiempo por mi esquizofrenia y dependencia a algunos fármacos.  En mis mejores años trabajaba como restauradora en un museo, me encantaba estar entre las obras de arte para recorrer la historia y muchas veces encontrarme con  los protagonistas de las mismas. Sí, lo que lees muchas veces una vez restaurada una obra sus fantasmas me hablaban y contaban sus historias, de ahí salió mi supuesta esquizofrenia, que no es tal sino más bien soy una psíquica "No reconocida". 

Dentro de las terapias que me fueron asignadas la más horrible es cuando me llevan a la sala de electrochoques, después de cada uno quedo inconsciente por horas.  Pero últimamente cuando despierto no me siento tan sola, siento que hay alguien junto a mi; no he podido distinguir su presencia. 

Hace al menos dos semanas que no tengo una de esas terapias y están empezando a bajar las dosis de mis medicamentos, por lo mismo hoy mi terapista me ha dado autorización para poder salir sola de mi habitación.  Por fin podré recorrer esta hermosa mansión, tiene unos pasillos enormes, las puertas de cada una de las habitaciones están trabajadas hermosamente al igual que los vitrales que cubrían algunos de los ventanales.  Pude bajar hasta el primer piso, me encontré con lo que alguna vez pudo haber sido un gran salón familiar; en medio de este un fantástico piano de cola apuntando sus teclas hacia la chimenea y frente a ella una gran pintura de una mujer.  Por lo que puedo ver en su rostro era una mujer dura, casi maligna; puedo leer en la placa que se ubica abajo que es una de las antiguas dueñas de la mansión,  no figuraba el nombre del artista y como título curiosamente solo aparecía la palabra "Madre".

A mi al rededor había otros enfermos; cada uno estaba dentro de su universo propio.  Algunos caminaban sin rumbo, había uno que golpeaba su frente contra la pared, había otro que hablaba con su mascota imaginaria; pero quien verdaderamente llamó mi atención era una señora mayor, que giraba y giraba un anillo entre sus dedos, también decía algo inentendible.  Quise acercarme a ella, pero una de las enfermeras me lo impidió diciéndome que la anciana tenía prohibido el contacto con otros huéspedes.

Desistí de mi idea y seguí con mi recorrido, estaba frente a la puerta de entra a mi izquierda había un pasillo y por el rabillo del ojo pude ver una sombra moverse.  Traté de no alterarme y continué mirando esa hermosa obra de arte que estaba tallada en la puerta, pero de repente escuché un suave susurro:- Olivia!-

Dios, justamente ahora que ya estoy avanzando vuelvo a escuchar voces.  No quiero mirar porque sé que todo está dentro de mi cabeza, pero no paran.  Si corro enseguida se daran cuenta que algo me sucede y me buscarán para llevarme a la sala de electroshok. 

Respiro profundo y miro hacia donde escucho que dicen mi nombre.  Obviamente no hay nadie, camino hacia allí pero uno de los doctores iba saliendo de su oficina me indica que ese sector está prohibida para los huéspedes porque son las consultas medicas y administración. 

-Ok, gracias!- me doy media vuelta y camino.  Veo el antiguo ascensor, ya no funciona; solo esta ahí como muestra de museo de lo grandiosa que fue esta casa en su mejor momento.  Estoy en el centro del hall y comienzo a sentir frío, cosa que es imposible.  Elevo mis ojos y puedo ver la cúpula central, no se si es verdad o los medicamentos están haciendo efecto, pero puedo ver la nieve caer casi puedo sentirla sobre mi rostro, es más puedo respirar el aire frío entrando a mis pulmones.  Vuelvo a abrir los ojos y ahora puedo verlo algo más claro, en el tercer nivel estaba la silueta de un hombre asomándose por uno de los balcones.

No pude verlo bien, porque fue algo sumamente rápido, pero pude distinguir tez clara y su cabello oscuro.  Voy a subir las escaleras cuando una de las enfermeras me llama:- Olivia, a donde vas? Ya es hora de cenar!-

Nos llevan a un gran comedor.  Voy en busca de mi charola para retirar lo que corresponde a mi cena.  Esta noche creo que estamos de fiesta: puré de patatas con algo de salsa encima, ensalada de hojas verdes, pan, jugo, una exquisita gelatina rosa y todo esto acompañado de un cubierto plástico que no cortaba ni la mantequilla.  Terminada la cena nos dirigimos a nuestras habitaciones, entras y cierran la puerta a tu espalda te debes quedar esperando a que te pasen entregando la medicación de la noche.  Abren la puerta entra la persona de turno y te entrega el juego de pastillitas; un tranquilizante y un inductor del sueño.  Los tomo, revisan mi boca para comprobar que si los haya tomado.  Y ahora esperar máximo unos 15 minutos y caeré en los tiernos brazos de Morfeo. 

En mi habitación hay solamente una cama, una silla y una ventana que da hacia la entrada de los terrenos de Allerdale.  Aún no llega el sueño así es que camino dando vueltas por el lugar, de repente empiezo a sentir pesados mis ojos antes de caer al suelo prefiero recostarme sobre la cama ya se que son los efectos de los fármacos así es que no me preocupo y dejo que ellos cumplan con su cometido.

Me siento como en una pesadilla, siento algo muy pesado sobre mi cuerpo casi no puedo respirar tampoco puedo abrir mis ojos, trato de forcejear pero algo me lo impide.  Esto no es un sueño, tengo a alguien sobre mi.  Por fina abro los ojos y veo a uno de los enfermeros del turno de noche que está llevando sus manos por debajo de mi ropa interior.  Como puedo me muevo para detenerlo, pero no puedo trato de gritar pero el imbecil tapa mi boca:- MMM, déjame!- arranco una de mis manos de entre las suyas y le arañó el cuello.

-Callate perra...!-  Fue lo último que dije cuando lo vi volar hasta la pared que da a los pies de la cama.  Medio aturdido se levanta y trata de volver sobre mi, pero algo lo sostiene; literalmente lo levanta del suelo y lo deja caer en forma estrepitosa.   Lo escucho quejarse, apenas puede moverse; por fin puedo tomar posesión cien por cien de mis actos me levanto, voy hacia la puerta y me pongo a gritar. 

Quedo tendida en el pasillo pidiendo ayuda, un par de guardias corren a ver que pasa al verme así medio desnuda miran hacia adentro y se encuentran con el enfermero colgando desde el aire, nuevamente cae y queda inconsciente.  Con todo el alboroto de los guardias a mi lado y viendo al enfermero, nadie se dio cuenta de la sombra que estaba levantando al hombre.  Era aquella sombra masculina que había visto antes de la cena el de tez clara y cabellos oscuros, pero al ver todo el altercado que se formó se desvaneció.

Quién será, por qué me ayudo? Quiero saber más de él!-

Sanatorio Allerdale Hall (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora