Sanatorio Allerdale Hall (Terminada)

Capítulo XII

Sus besos se sienten tan bien, pero debo concentrarme:-Claro que creo en ti, pero necesito que me expliques unas cosas!-  Thomas retrocede unos pasos mientras arregla sus ropas y me mira extrañado.

-En serio quieres que te cuente más historias sobre Allerdale?-  coloco mis dedos sobre su boca.

-No, necesito saber quien fue Edith y por qué nunca me has hablado de ella?-  Veo algo de enojo en sus ojos.

-Quién te habló sobre ella, fue la anciana o el doctor?- Su semblante cambio, como también lo hizo su forma de hablarme.  Algunos de sus oscuros rizos se habían movido hasta su frente y con un movimiento de enojo su mano los volvió a su posición, apoya su frente sobre la mía y cierra los ojos antes de hablar:-Fue la última de mis esposas, la única por la que pude sentir algo y la única mujer con la que tuve intimidad además de...!- se lleva la mano a la boca y me da la espalda.

-...Tu hermana Lucille?- voltea para mirarme, abre sus ojos sorprendido:-Crees que no lo averiguaría?-  tomo sus manos entre las mías:-Fue Edith la culpable de tu muerte?-

-No, ella fue quien me liberó!- me da la espalda y desaparece de la nada y como era su costumbre dejó el suelo cubierto de tierra rojiza.

Después de verlo desaparecer salgo del rincón a donde habíamos tenido nuestra pequeña sesión de sexo.  Para mi sorpresa habían quitado la puerta de mi baño así que ahora me tendría que bañar con quizás cuantos ojos mirando.  Después de la ducha me coloco un camisón y me siento sobre la cama, saco las llaves que me había entregado Anette y las observo con detención; tienen un dibujo que conozco, pero entre tantas figuras no recuerdo el lugar donde las he visto antes.  Comienza a darme sueño así que me recuesto con la llave pegada a mi pecho. 

Abro los ojos y me encuentro en la antigua Allerdale; veo en mi mano que tengo la llave, salgo de la habitación y comienzo a buscar entre las puertas la indicada, la que debiera abrirse con la llave que me entregó Anette.  Me acerco a una ventana, esta nevando como nunca y esta haciendo un frío que cala los huesos.  Trato de apurarme y encajar las llaves en la mayor cantidad de puertas posibles pero no se abre ninguna.  Voy llegando al final del pasillo, cerca de las escaleras miro con cuidado para ver que no haya nadie en ella; al no haber nadie bajo hasta el primer piso quiero ir al ala donde en el Sanatorio están ubicadas las consultas y administración.  De repente escuchó desde el gran salón una melodía triste y lúgubre que proviene desde allí.  Me asomó con cautela y esta Lucille sentada al piano puedo ver que esta con sus ojos cerrados pero aún así veo lágrimas salir de ellos y rodar por sus mejillas. 

Sigo observandola con detención y viéndola desde aquí no se ve tan malvada.  No puedo creer que sea la misma mujer la que esta sentada al piano, sacando esa hermosa melodía desde sus teclas y a la vez sea la mente que ideó la perversa forma de conseguir el dinero para mantener las tierras de la familia.  Trato de retirarme haciendo el mínimo silencio pero mientras retrocedo escucho su grito:-Lo amas, en realidad crees amarlo?

Me detengo en seco la miro veo como se levanta con gracia desde el banquillo:-crees que podrás llegar a amarlo más que yo?- rápido me doy vuelta y comienzo a correr. 

Sí, debo admitirlo le temo a Lucille.  Gracias a Dios corro y puedo esconderme en la galería que lleva a la cocina a la izquierda encuentro el ascensor y entro a toda velocidad para entrar en el, cierro la puerta corrediza y voy hacia el subterráneo.  El aparato hace un ruido horrible, obviamente con eso ella sabrá exactamente dónde estoy.

Llego abajo y es horrible, oscuro, húmedo y esta lleno de tinajas redondas por las que sobresale la arcilla roja.  Están casi todas cerradas con candados, recuerdo mi llave y la saco empiezo a hurgar en cada uno de los candados llego al último y por fin este es; abro y hay un cuerpo flotando, retrocedo por la impresión a un costado observo una pala la que tomo para tratar de mover ese cuerpo. 

-ENOLLA?- Puedo reconocer el que fue su peinado, pero no estoy segura de que sea ella.  A esto se refería Anette con que Allerdale estaba amarrado a sangre con los Sharpe?

-Si es ella, pobre de Enolla!- No termino de decir esto cuando escucho el ascensor bajar.  Y si, confirmado le tengo pánico a Lucille, porque parezco un conejo esperando ser atropellado en la carretera; no he logrado moverme ni un centímetro esperando a verla salir del elevador.   Para mi sorpresa quien venía bajando era Thomas:-Olivia calma, soy yo Thomas!- 

Le indico la piscina de arcilla y le grito:-ES ENOLLA, VERDAD?-  Lo veo que trata de correr hacia mí pero siento un ruido fuerte y un dolor muy grande en la cabeza.  No se cuanto rato ha pasado pero cuando logro abrir los ojos estoy en el salón que anteriormente estaba ocupado por Lucille.  Trato de levantarme, pero es demasiado el dolor de mi cabeza llevo mi cabeza a la fuente del dolor y siento húmedo, así descubro que me han golpeado en la cabeza y brota sangre desde la herida.

-No te levantes!- coloca un paño húmedo sobre la herida.

-Que sucedió?-

-Lucille te golpeó con un trozo de madera.  Entró por la pequeña puerta que está abierta viene desde el jardín!-  me besa en la frente:-Lo siento tanto!-

-Y adonde está ahora?-

-Encerrada en su cuarto.... pero lo mejor es que tu te vayas ahora, en otro momento hablaremos sobre Edith y que le sucedió a Enolla!-  pasa una de sus manos por mi cintura y la otra la lleva a mi la parte trasera de mi cabeza.  -Despierta ahora Olivia prometo que volveré a verte en cuanto tranquilice a Lucille!-  Me besa y es un beso tierno, romántico sabroso.

Abro los ojos y estoy en mi cuarto, pero para mi sorpresa continuó con el dolor de cabeza vuelvo a tocar y continúa brotando la sangre.   Pero como es eso posible?  Si esto fue un sueño, como puede ser real este dolor?  Miro hacia la ventana y estaba nevando tal cual como en el sueño, me levanto rápido para sacar una toalla y ponerla en mi cabeza pero siento un mareo horrible, mis ojos se van cerrando y siento como me desvanesco y caigo nuevamente al piso.