Sanatorio Allerdale Hall (Terminada)

Capítulo III

Han pasado algunos días desde mi cita con Ferguson, ayer y como lo había prometido vino a dejarme algunos libros y recortes de época sobre Allardele también pude preguntarle sobre la anciana desde el día del incidente no he vuelto a verla.

Sentándose en el taburete que estaba frente a mi cama:- Ya algo mejor, en realidad no sabemos aun que causó esa crisis y nos preocupa porque ella no es una huésped como ustedes!-

-Ah no?- me acerco a él:-Acaso ella no necesita atención igual que los demás?

-Sip, pero no puedo hablar contigo sobre eso!-

-Vamos, no me puedes dejar así...no puedes ser tan maldito!-

-Hey, más respeto recuerda que aún soy tu doctor tratante!-

-Ok mándame a electrochoques de nuevo por rebeldía!-  toma los libros y los coloca sobre la cama:-Vamos a ver que nos dicen estos...!-  los ordeno por fecha de edición, son empastados maravillosos todos en cuero y tipografía de oro.  Los primeros son antiquísimos me da pena hasta tocarlos pero se que pedir siquiera una pinza para que mi Ph no afecte las hojas, será imposible.  De repente levanto la cabeza y veo que Ferguson me mira intrigado, muy concentrado.  -Sí?-

Sonríe y anota algo en su libreta:-Solo estaba mirando lo concentrada que estabas al admirar estos libros, ese era tu trabajo verdad?-

Vuelvo la mirada hacia los libros y empiezo a tocarlos casi en forma erótica:-En parte!-  lo miro desde el rabillo del ojo y veo como muerde su labio inferior.  Así que esas nos traemos Ferguson: - Tu no disfrutas tu trabajo?

-A veces!- relaja su cuerpo coloca uno de sus codos apoyado en su rodilla y la mano en su mentón.  La temperatura de la habitación bajo nuevamente, me di cuenta que él también lo notó pero hizo caso omiso.  Ahora con algo más de seguridad se sentó sobre la cama quedando solo los libros separándonos.   Ambos tomamos un libro y chocamos nuestras manos, fue el momento preciso en que la puerta se cerró de golpe.  Los dos dimos un salto de aquellos, Ferguson se levantó para ver que había sucedido volvió a abrir la puerta y se encontró que no había nadie en el pasillo.

Mientras se daba vuelta y observaba la puerta:- Debe de haber sido una corriente de aire!-

-Yo creo!- Digo eso, mientras miro la esquina de mi cuarto.  Ahí está él, pero ahora su mirada es de enojo.  Aunque no me produce miedo, pero si entiendo que le ha molestado la cercanía que estábamos teniendo con el Dr.

-Te dejaré los libros, si encuentras algo interesante me cuentas.   Dejaré dicho que puedes ir cuando lo necesites a la consulta!-
Deja la puerta abierta y se retira.

Me levanto rápido y trato de alcanzarlo, pero no me deja y desaparece.  A sus pies quedó un rastro de tierra de un color rojizo extraño, muy parecido al que se ve desde mi ventana. 

-Quién eres y por qué te molestaste?-

Nos avisan que es hora de la cena.  Antes de bajar tomo los libros y los guardo entre mi ropa.  No quiero que nadie sepa que estoy estudiando la casa.  Bajo y creo que todos notan mi elevado estado de ánimo, solamente me faltan los animalitos a mi lado para parecer una princesa Disney.  Veo que Ferguson está de turno en el comedor debe pasearse mientras nosotros disfrutamos de las delicias venidas desde las mazmorras del infierno. 

Ceno lo más rápido posible y me marcho.  Quiero llegar rápido para aprovechar el tiempo y leer sobre la familia que aquí habitaba.  Entro a la habitación y toda mi ropa estaba en el suelo, gracias a Dios los libros estaban todos, en el suelo pero todos.

-Maldición!- tendré que perder tiempo ordenando antes de que alguien vea lo que pasó. Me agacho para recoger la ropa y vuelan nuevamente las mariposas oscuras, puedo ver salir de mi boca el bao la temperatura bajo considerablemente y ya se que es eso.  Me volteo y ahí estaba ella, vestida hermosamente con un vestido negro de época.  Su mirada era tan potente que casi quema, pero se que solo trata de asustarme.

-Quién eres?- me mira con desdén y comienza a acercarse a mi.

-Es mi última advertencia niña no te acerques a él!-  Siento que se me viene encima, pero en vez de atacarme quedó envuelta en una nube de mariposas.

-Wuaw, eso si que estuvo cerca!-
Llevo mi mano al pecho y respiró profundo, porque a pesar de que lo le temo si creí que haría algo en contra mía.

-Olivia, que ha sucedido aquí?-  O'Donnell acaba de entrar y me sorprende en el suelo junto con mi ropa.

-Estaba sacando unos libros que me prestó el Dr. Ferguson y al sacarlos bote mi ropa, por eso la estoy arreglando!-  continué en el suelo doblando la ropa hasta que vi que la enfermera se convenció y se retiró.

Abro uno de los libros y comienzo a leer.  Los últimos habitantes de la casa eran los herederos de la familia Sharpe:- Los hermanos Sharpe que nombró la anciana!-  Eso quiere decir que ella conoce la historia de esta casa y probablemente conozca a sus fantasmas también.

Por lo que puedo leer fue construída a principios del siglo XIX, fue remodelada dos veces una a cargo de Thomas Sharpe pero este proyecto nunca se terminó debido a la abrupta muerte de ambos hermanos. 

Golpean la puerta -Ouch!- tenía que ser ahora.  Me levanto y me coloco frente a la puerta para el sagrado rito de la medicación  nocturna.

Antes de que los medicamentos hagan efecto tomo el libro y continuo leyendo.  Busco y busco, pero obviamente no encontraré fotografías de él, a lo mejor un retrato; pero nada.  Tendré que seguir esperando a que aparezca para poder ver sus facciones y los demás detalles de su rostro.  Lamentablemente los ojos comienzan a pesarme, apoyo mi cabeza en la almohada y guardo el libro cerca de mi pecho, estoy a punto de quedarme dormida pero siento un peso que hunde la cama, alguien  se esta recostando conmigo apoya su cabeza en sobre la almohada también , siento su mano cruzar mi cintura y veo el bao que sale desde mi nuca.  Tomo suficiente aire y el valor suficiente para voltearme, lo hago y quedo frente a él.   Tiene unos ojos hermosos pero llenos de dolor y una horrible cicatriz en el pomulo izquierdo.  Trato de tocarlo pero él lo impide evitandolo moviendo su mano no deja que lo toque entonces llevo mi mano nuevamente sobre el libro.  Esboza una sonrisa pero lamentablemente los fármacos ya han ganado la batalla cierro mis ojos con el mirándome fijamente.