Capítulo 27

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La mañana siguiente, Olivia despertó muy temprano, su sueño prácticamente se desvaneció, su cama vacía le pareció mas grande de lo normal y a Noah tambien le afectó. Durmieron juntos esa noche luego de un largo repertorio de canciones y lecturas. Ahora, después de un silencioso desayuno, bajaban en el ascensor hacía la recepción.

-¿Dónde esta tu auto mami? Ayer, cuando fuimos al aeropuerto, la tía Casey nos llevo en su auto.

-El departamento me dará un nuevo auto debido a mi ascenso.

-¿Me llevarás a la escuela?

-Claro cielo... podemos pedir un taxi o caminar ¿si quieres? No esta lejos.

-Caminar hasta la escuela ¡Siiiii! - saltó y corrió fuera del ascensor.

-Ok, ok - rió.

-Buenos días, Capitana.

-Buenos días señor O'Sullivan - Noah fue el primero en saludar al amable hombre.

-Hola pequeño - chocaron las palmas y luego el acarició sus rizos - me enteré sobre su ascenso, Capitana y que su novio, el señor Stabler, tuvo que irse, creo que algo mas que inquilinos corren por estos pasillos - soltó una pequeña risa y ajustó el cinturón de su pantalón - es una lástima que el señor de halla ido, me caía muy bien... en fin, Capitana, es un honor para mí y me alegro mucho por usted, se lo merece, es excelente en lo que hace.

-¡Oh! Muchas gracias Sully, sólo hago mi trabajo.

-¿les pido un taxi?

-Caminaremos hasta la escuela - respondió Noah.

-Entonces... que tengan un excelente día.

-Gracias Sully.

-Adiós señor O'Sullivan - movió su mano despidiendose del amable portero - Mami...

-¿Si?

-¿No ha llamado papi?

-Ah... no, aún no.

-¿Crees qué... bueno... lo olvidó?

-Hey, amor. Claro que no. Seguramente esta muy cansado, son muchas horas de vuelo además de las largas filas en los aereopuetos.

-Tienes razón.

Caminaron disfrutando de un cómodo silencio. Estaban por doblar la esquina que los llevaría directo a la escuela cuando algo llamó la atención del pequeño: al otro lado de la calle se encontraban un grupo de unos 6 chicos todos mucho más grandes que él, pero lo que le interesó fue que estaban bailando, se paraban de manos y movían los pies, pareciera que faltaran huesos en sus costillas por la forma casi elásticas de moverse. Aprovechó un semáforo en rojo para observar con detenimiento, quería mostrarle a su madre pero hablaba por su teléfono. Sintió un leve a apretón en su mano antes de cruzar la calle. Doblaron la esquina y perdió de vista a los chicos lo cual lo desánimo.

-Si, en la Unidad esta bien... ok, muchas gracias adiós - por fin guardó su teléfono - llevarán mi nuevo auto a la Unidad así que pensé que después de la escuela podemos ir por una pizza... Noah.

-Ah, si.

-¿Qué pasa amor?

-Mami... ¿hay niños bailarines?

-Claro que los hay cariño. ¿por qué la pregunta?

-Uhh. Creo que no soy bueno en béisbol.

-¿Desde cuándo?

-Ummm, sería divertido entrar a una de esas clases de baile, como Sammy.

-Cielo...

-¡Noah!

La Octava CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora