Capitulo 7

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Liv había llamado a Lucy para que pasaran una tarde los tres juntos.

-¿Quién quiere helado? - preguntó Olivia Levantándose del sofá.

-¡YO! - gritaron Lucy y Noah en coro.

-Tenemos tres sabores - añadió abriendo el refrigerador - chocolate, Fresa y vainilla, no se ustedes pero yo quiero... chocolate.

-Yo quiero de fresa. ¿Mami hay jarabe y chispitas?.

-Déjame ver... - abrió el gabinete - Si amor. Lucy tú de qué sabor quieres.

-¡Vainilla! - se levantó del sofá - déjame te ayudo.

-Ok - sonrió.

-Liv... no me has dicho aún lo qué pasó con Noah.

-Si linda, estaba esperando el momento - suspiró mientras sacaba bolas de helado - unos niños lo molestan - dijo en voz baja - se enojó y golpeó a uno de ellos despues que lo golpearon a él. Lucy, le dicen que como no tiene papá es un niño... - se detuvo, no pudo decirlo, pero la chica entendió - eso me preocupa, Noah está creciendo, me preguntó y tuve que decirle que está muerto.

-¡Oh! Sabes esos niños se lo merecen. Noah es un niño bueno Liv, y sé que podrás hablar con él en su momento, yo estaré aquí siempre para apoyarte si me lo permites.

-¡Por supuesto! Gracias linda - sonrió, esa chica era una maravilla, había llegado a sus vidas en momentos muy difíciles y siempre la apoyó, le tenía mucho aprecio.

-Mami ya terminaron las caricatutas, ¿podemos ver una pelicula? - dijo Noah desde el sofá.

-¡Claro cielo! - con ayuda de Lucy llevó los helados - ¡toma! De fresa con jarabe y muchas chispitas - se sentó a su lado.

-¿Que película quieres ver? - Preguntó Lucy dirigiéndose al televisor.

-¡De caricaturas!

-Ok... veamos... tenemos... Looney Tunes, ¿te parece?

-¡Si! - dijo tomando los primeros bocados de helado mientras ella preparaba el DVD.

-¡Ok! Listo - corrió al sofá, las caricaturas comenzaron a reproducirse, un silencio muy cómodo se apoderó de ellos, reían cada vez que había algo gracioso, Noah hacía comentarios sobre lo tontos que eran los personajes mientras abrazaba a su mamá y ella besaba sus lindos rizos, los tres estaban pasando una muy agradable tarde en familia.

Elliot seguía en su sofá, aburrido, solo con las últimas dos cartas de Liv en su pecho, hacía unos minutos había hablado con sus hijos más pequeños quienes le dieron muy buenas noticias, los chicos tenían buenas calificaciones, medallas por deporte etc. eran unos niños muy aplicados, eso le subió el ánimo, pero aún se sentía sin ganas de hacer nada. Tomó las cartas y empezó a leer.

"Luego de todo el largo procedimiento de, pues, conocer a Sheila, acepté que fuera parte de la vida de mi hijo aunque siempre me sentí muy desconfiada, pero con el paso del tiempo, ver a Noah tan feliz y que Sheila resultó no ser la bruja que yo quería que fuera, me tranquilícese, le dí mi entera confianza a aquella mujer, podía llevar a Noah a la escuela, al parque e incluso podía quedarse en casa a cuidarlo cuando tenía casos complicados. Jamás imaginé que ella sería la culpable del más fuerte dolor y preocupación que le puede ocurrir a una madre: se llevó a mi bebé. Fuí una estúpida al confiar. Sólo cuando lo vives en carne propia es que sabes lo ridículo que suena decir: "trate de calmarse" es en esos momentos que todo se desequilibra, dejas de pensar como Policía, en ese momento sólo eres madre.

Me mintió tantas veces en mi cara, pensar que no volvería a ver a mi hijo me enloqueció.
Afortunadamente pudimos hallarlo, en una cabaña, fuera de la cuidad, esa sensación al verlo salir de esa habitación, con su pijamita de cuadros roja abrazando a su elefante "Eddie" diciendo "Mami te extrañe" ¡Dios! Fue lo mejor del mundo, poder abrazarlo, acariciar sus lindos ricitos, decirle que lo amo y escucharlo decir que me ama, recuperé a mi bebé.

La Octava CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora