Sin importar que la sonrisa en el rostro de su madre fuera radiante cada que la visitaban, la tristeza se reflejaba en su mirada como las hojas del otoño a punto de caer del árbol. Cuando era niño no comprendió lo que significaba hasta ahora que lo veía en Jin Guang Yao.
Puedes encerrar a una persona pero no aprisionar su corazón.
Con el pasar de las semanas desde que lo había traído consigo a la Profundidad de las Nubes, lo había vuelto ver sonreír; sin embargo podía reconocer ese mismo sentimiento de añoranza que se mantenía como un espejismo en los ojos de su madre cautiva.
La frustración se extendía por sus pensamientos como la mala hierba tras la lluvia en el verano. No había forma de que le hiciera hablar, y es que aunque tal vez no le mintiera, y siendo estricto jamás le mintió, siempre le ha ocultado la verdad.
¿Qué diferencia puede haber entre mentir y omitir?
No existía en quien buscar consejo, después de todo la única persona que podría comprenderlo había fallecido hace tanto tiempo atrás, cuando ni siquiera había podido anticipar que encontraría el amor en el hijo de una prostituta de Yunmeng.
Perdido, sin tener a quien recurrir decidió visitar el salón ancestral buscando consuelo.
La sala era sobria, las placas de madera con los nombres de sus antepasados se erigían con orgullo, señalando el camino de la rectitud que debían seguir los jóvenes de las nuevas generaciones.
Con todo respeto reverenció ante sus ancestros, tomó tres varas de incienso y las encendió ofreciéndolas frente a las placas que tenían el nombre de sus padres. Cerró sus ojos y oró por su descanso antes de continuar con el motivo que lo había llevado ahí.
—Padre, madre. Necesito de su guía — entonó con profundo pesar, un nudo amenazaba con formarse en su garganta —He traído a alguien a Gusu, sus terribles crímenes lo condenaron a la muerte que ejercí con mis propias manos anteponiendo el sentido de justicia sobre el amor que en mi corazón sentía.
—Durante cinco años intenté expiar el precio de mis pecados, limpiar mi conciencia a través de la meditación en solitario, sin que mi alma lograra encontrar la calma. Me aferré a la esperanza de encontrar un último hilo de vida que lo devolviera a mi lado aunque con ello traicionara la memoria de mi hermano jurado mayor Nie MingJue.
—Oculto del tío y de los demás ancianos a esa persona bajo el temor que decidan continuar con el juicio en su contra. No podría soportar que lo separarán de mi lado una vez más. Ya es suficiente castigo vivir el resto de su vida en reclusión, aislado del resto del mundo.
—Mi único deseo es volver a tener al A-Yao que sonreía con honestidad, él que sólo se mostraba ante mí. Sé que es egoísta de mi parte, sin embargo desde lo más profundo de mi corazón estoy seguro que lo amo y que no estoy dispuesto a perderle una vez más.
—Necesito que me ofrezcan sus bendiciones y su me señalen el camino que me lleve a poder tomar las resoluciones correctas.
Después de esta petición se despidió con una serie de respetuosas reverencias esperando no hacerlos sentir decepcionados por las decisiones que había tomado. Al menos se sentía más tranquilo después de sacar sus inseguridades.
Fuera del salón ancestral, Lan WangJi parecía esperarlo parado bajo la sombra de un árbol. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y sus ojos cerrados tal y como si meditara.
Una sonrisa se esbozó en los labios de Lan XiChen, hablar con su hermano no era una mala idea, no había nadie que lo pudiera comprenderle mejor que él.
—WangJi creí que había salido de cacería nocturna.
—Tuvimos que posponer la salida, ya que la villa que solicitó nuestro apoyo nos pidió esperar.
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Sin Restricciones (XiYao)
FanfictionLan Xichen ha pasado cinco años en reclusión expiando las culpas de haberle dado muerte a su hermano jurado más joven a pesar del amor que sentía, anteponiendo el deber y la justicia sobre sus sentimientos más profundos. Una idea cruza por su mente...