Todo cambió

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Contemplo el paisaje blanco que me provee Siberia en tiempo de invierno. Todo aquí es como en un cuento de hadas; se respira paz y se tiene una agradable conexión con la naturaleza.

Hace frío, pero me he abrigado para evitar un resfriado. Decidí aventurarme por el bosque para perderme en su belleza y también para pensar bien las cosas.

Camino entre los grandes pinos que en esta estación permanecen cubiertos de nieve blanca, mis botas se hunden bajo ella, pero me agrada. Todo aquí es magnífico, me encantó este lugar; tranquilo, sin muchas personas cerca mío. A pocos metros de donde nos instalamos queda el pueblo, pero tenemos en privilegio de tenerlos lo suficientemente lejos para que no tengamos que fingir frente a ellos.

Me acerco a lo orilla de un lago congelado y me dejo caer sobre el cúmulo de nieve. Mi mirada se pierde en el hielo que cubre la superficie, me gustaría patinar sobre él, pero no traje mis patines. Me gusta el invierno porque me trae buenos recuerdos; de cuando era niña y jugaba con Anna a la guerra de bolas de nieve, o creando muñecos de nieve, o haciendo ángeles con nuestros cuerpos sobre la nieve, eso si que era vida, sin embargo, ha quedado en el pasado.

El tiempo que ha trascurrido me puso a pensar en la decisión que tomamos Jack y yo, y ahora dudo que haya sido la mejor. Acepto que en Rusia hemos vivido bien, cómodos y lejos del peligro, pero como prófugos y con identificaciones falsas, así no me parece agradable, mintiéndole a todos y fingiendo ser lo que no somos.

Hace como una semana mi vida di un giro al enterarme de algo que me hizo comenzar a dudar. Ese motivo es tan fuerte que me impulsa a hacer lo correcto, a asumir mis errores, aunque a Jack le duela en el alma. Voy a sacrificar nuestra felicidad por tener la conciencia limpia y por proteger lo que amo.

Suelto un suspiro y me levanto del suelo. Seguro él ya debió haber llegado a casa y al no encontrarme, como siempre, se va a enojar. Prefiero ahorrarme más problemas y camino de vuelta a la cabaña.

Después de dos horas perdida en el bosque he decidido tomar una mejor decisión que nos favorezca a todos, sin embargo, será muy difícil hacerle saber a Jack que ya no aguanto un minuto más fingiendo que todo está bien, cuando lo que hemos estado haciendo por ocho meses no está bien.

Tardo unos minutos en llegar porque camino lento. No tengo muchas ganas de volver y enfrentar la verdad, será más difícil de lo que pensé esta mañana.

Abro la puerta de madera e ingreso a la cabaña. Dejo mis botas en la entrada junto con mi abrigo y avanzo hacia la habitación, pero una voz a mi espalda me detiene.

—¿Dónde estabas, Elsa? —preguntó con un tono frío.

Me giré y lo encaré. Tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados alrededor de su pecho. Como dije, llegó y no me encontró.

—Salí —respondí con su mismo tono.

—¿A dónde? —elevó una ceja.

—Al bosque, necesitaba pensar y relajarme —traté de explicarle.

—¿Y por qué no me avisaste? —me recriminó.

—¿Vas a comenzar a controlarme? —escupí —Porque no me resulta nada agradable que tenga que decirte dónde me encuentro cada vez que quieras. Te recuerdo que soy libre de hacer lo que quiera y salir a la hora que quiera.

Últimamente ha sido muy sobre protector conmigo, y eso empieza a agobiarme. Además, nuestra relación se mantiene en un estado tenso desde la semana pasada. Pelear se ha convertido en algo frecuente y los motivos son bastante estúpidos.

Jack cambió su gesto enojado a uno más calmado. Descruzó los brazos y pasó una mano por su rostro.

—Elsa, no quiero que pienses que te estoy controlando, solo me preocupo por ti. El bosque es muy peligroso, hay animales que te pueden hacer daño —aseguró.

Presa De Mis Sentimientos [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora