Una mano amiga

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Jack

Respiro profundo una y otra vez en espera de que llegue Anna para visitarme junto con mi hijo. No puedo contener la ansiedad y trato de relajarme como mejor puedo, sin embargo, no es tan fácil, mi corazón palpita con fuerza dentro de mi cuerpo y siento que en cualquier momento voy a estallar de emoción.

Elsa prometió que lo conocería hoy y espero que cumpla su palabra. Sé que sigue enojada conmigo por no decirle que estoy viviendo un infierno en este lugar, algún día tendrá que perdonarme. Mencionó que a las once de la mañana tendría a mi hijo cerca y no aguanto tanta espera.

Espero sentado frente a un mesa, que abran la maldita puerta y aparezca esa pelirroja con Eithan, pero pasan minutos —que parecen horas —, y ella no llega. Miró mi reloj por tercera vez y noto que son pasadas las once, no puedo evitar pensar en que Elsa no quiso que yo conociera a mi hijo hoy, no quiero pensar que lo hizo por desquitarse de mí, pero suena lógico.

Apreto los puños conteniendo las ganas de gritar de enojo, pero el sonido de la puerta me distrae y provoca que gire mi mirada hacía la entrada de la habitación, por donde entraba Anna con algo en sus brazos.

Mi corazón volvió a saltar.

—Hola —saludó —Perdón por la tardanza.

—Hola —susurré y me puse de pie para verla a la cara.

Quedé frente a la hermana de Elsa y bajé mi mirada hacia el niño que sostenía en sus brazos. Mis manos temblaron y mi pulso se aceleró, no pude evitar sonreír de felicidad. Anna me entregó con cuidado al bebé. Al principio tuve miedo de cargarlo porque no tenía idea de cómo hacerlo, pero cuando por fin me sentí seguro lo abracé con suavidad a mi cuerpo y volví a sonreír.

Lo vi abrir los ojos y bostezar, me causó mucha ternura tan simple gesto. Reí y acaricié su pequeña mano con mi dedo y él lo atrapó y me miró fijamente a los ojos. Un cálido sentimiento me invadió al mantener contacto visual con mi hijo; sus ojos eran azules parecidos a los de Elsa y su piel blanca y suave.

—Hola, Eithan —me atreví hablarle —Un gusto conocerte —sacudí su mano con cuidado —Yo soy tu papá y tenía muchas ganas de conocerte.

Escuchar su risa me hizo olvidar todo y solo sentirlo a él cerca de mí. No pensé que me sentiría tan bien a su lado.

—Vaya, reaccionó de la mejor forma —comentó Anna, trayéndome a la realidad —Cuando todos lo cargamos por primera vez lloró, pero contigo y con Elsa no. Eso es lindo.

—¿Por qué lloraría conmigo? —enarqué una ceja —Soy papá y conmigo no llorará, reirá —jugueteo con él para que sonría.

Ella sonrió y sentó en la silla que estaba frente a la mía, hice lo mismo y no paré de jugar con el bebé con cuidado, pero cuando crezca vamos a divertirnos mucho, porque este niño va a ser feliz a mi lado, lo juro.

—Jack —trató de llamar mi atención, pero yo estaba entretenido mirando a mi hijo —Te ves muy golpeado ¿todo bien contigo?

Tenía que mencionar eso. Estaba tan feliz de estar con Eithan, pero Anna además de traerlo busca información para llevarle a Elsa y soy consciente de que mi rostro muestra los estragos de estar aquí encerrado en medio de tantas escorias.

—Yo estoy bien —respondí sin mirarla a los ojos.

—Mientes.

—¿Acaso tienes el don de saber cuando miento, asi como tu hermana? —pregunté con algo de molestia.

—Puede ser. Aunque no necesito tener ese don para darme cuenta que estás metido en muchos problemas, y no te imaginas cuán preocupada está Elsa por ti —sonó como reclamo —Permiteme recordarte que por tu culpa se sintió mal hace días y todavía sigue estándolo.

Presa De Mis Sentimientos [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora