Tres ángeles mueren en manos de un demonio

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Día 27 de encierro.

Llevo un mes entero recluida en mi elegante prisión. Vivo sumergida en un mundo oscuro lleno de dolor y todavía no encuentro el haz de luz que pueda liberarme. Lucho contra mi propia depresión, pero ella cada día se alimenta de los golpes e insultos que me hace mi amado esposo.

Un ángel caído del cielo me ha entregado la mejor herramienta para liberarme, pero hasta el momento no ha funcionado. Intenté llamar a la policía, a los bomberos, a mis padres, pero no sé por qué razón aquellos números están bloqueados, me quedo sin salidas, hasta que pienso en él, mi mejor amigo, mi hermano de otra madre.

Lo he llamado una y otra vez, pero no me contesta. Este número no se encuentra bloqueado y me alegra, pero me decepciono cuando la operadora me manda a buzón. Pienso que quizás cambió de número, ya que hace mucho no hablamos, desde que le conté que me casaba con Tadashi, él tampoco estaba de acuerdo con mi boda, entonces lo mandé al carajo.

Sin embargo, hoy me aferro a la esperanza de que algún día me conteste y me ayude a ser libre, no sé por qué lo hago, pero aguardo pacientemente que pueda algún día escuchar su voz.

He tenido que esconder el teléfono en mi ropa, al lado de mi diario, para que Tadashi nunca se le ocurra verlo, conozco las consecuencias. A todo esto, mi diario se ha llenado con páginas llenas de mis letras, de mi historia. Como lo dije antes, redacto en ese viejo cuaderno lo que me sucede cada día de encierro, ya ni sé por qué lo hago, pero me ayuda a desahogarme.

Hoy tengo que escribir algo insólito que me ha dicho mi esposo: mis padres me visitarán en tres días. Él me aseguró que permitió que se acercaran a mí para no levantar sospechas. No sé qué mentira les habrá dicho para justificar que yo no me haya comunicado con ellos durante estos días.

Lo bueno de esta noticia es que me prometió que durante el lapso de estos tres días no me lastimará porque sabe que si me hace algo mis padres se darán cuenta y se levantarán contra él. Sin embargo, una idea bastante loca se creó en mi cabeza el día que me dijo eso: provocarlo. Provocarlo mucho para que me golpeé y mis papás se den cuenta de quién es realmente Tadashi Hamada. Suena horrible, pero es una salida para mí, un puente hacia la libertad.

Cierro mi diario después de redactar mi nueva jugada. Luego digito el número de Aster en el pequeño celular que la empleada me dio. Llamo una y otra vez, pero en el último intento por fin me contesta.

Mi corazón se detuvo al escuchar su voz después de tanto tiempo.

¿Hola? —preguntó en primer lugar.

En ese momento se congeló mi lengua y no pude decirle nada.

¿Quién habla? —insistió.

Trague saliva, tomé aire por la nariz y empecé a hablar.

—Hola, Aster, soy Elsa —dije, me sentí más nerviosa que nunca —tu... Tu mejor amiga de la universidad.

Se hizo presente un horrible silencio en la otra línea. Me dije a mí misma que seguro él no quería hablar conmigo. No debí haberlo molestado.

Aparté el celular de mi oído con lágrimas en mis ojos. Decidí que lo mejor es colgar y dejar de humillarme de esa forma, sin embargo, él volvió a hablar.

Vaya, que gusto escucharte de nuevo, Elsa. Vi un reportaje de tu boda, bien por ti, espero seas felizsi tan solo supiera —Ahora dime ¿en qué puedo ayudarte? Si necesitas algo estoy viviendo en la misma ciudad que , entonces habla con toda confianza.

Presa De Mis Sentimientos [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora