Hacer lo correcto

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Despierto en la mañana con un horrible malestar que me aqueja. Lo primero que hago es levantarme y correr al baño, allí vacío mi estómago y limpio mi boca. Vomitar se ha vuelto algo cotidiano para mí, estar mareada, con dolor de cabeza, también. Todo producto del embarazo.

Han pasado un par de días desde que supe sobre mi estado y simplemente no lo puedo creer todavía. Estos casi siete años creí que no podía dar vida, pero todo fue un engaño de Tadashi Hamada.

Estuve meses algo enferma y pensé que era eso: una enfermedad, pero los síntomas eran diferentes, entonces acudí al médico del pueblo, sin decirle a Jack, él estaba en el trabajo. Muerta de miedo llegué al consultorio y un hombre adulto me atendió, le conté mi situación y él determinó que tenía cuatro meses de embarazo, de inmediato me desmayé.

Desperté en una camilla creyendo que todo había sido un sueño, pero me equivoqué. Con algunos exámenes me hicieron ver la verdad, estaba esperando un hijo, después de que me hicieron creer que no podía.

Recordé lo que dijo el doctor:

“Tu cuerpo es capaz de engendrar un hijo sin ningún problema. Este embarazo va por buen camino, algunas mujeres sufren mucho con el inicio, pero tú no. Si comes bien y te mantienes calmada, ese bebé nacerá sano y fuerte”

Sin embargo en mi mente quedó un bache al recordar que cuando perdí a mi primer bebé el médico que me atendió dijo que no podía volver a embarazarme. No sé que falló dentro de mí o si... Ese hombre me mintió, pero ¿por qué lo haría? Esa pregunta ronda mi cabeza todos los días.

Me dio mucha felicidad conocer que tendría la oportunidad de ser madre, pero la angustia se adentró en mi ser minutos después. Pensé en el futuro de ese bebé, en que va a vivir en medio de mentiras y al lado de dos fugitivos. No tolero la idea de que mi hijo crezca con un par de criminales, prefiero redimirme frente a la sociedad y después criarlo como es debido y que me llame Elsa y no Nina.

No he tenido el valor de contarle la verdad a Jack, pero sé que si lo hago no me va a permitir hacer lo correcto, me mantendrá a su lado, así sea a las malas. Lo conozco muy bien y sé que no me dejará escapar por nada del mundo.

Vuelvo a la habitación y observo la cama vacía. Ayer no quise dormir con él porque discutimos otra vez por la misma razón: mi distanciamiento. Jack no entendía que yo lo mantenía al margen porque necesitaba tiempo, aunque en realidad lo que yo quería era que él no notara mi cambio físico, por eso lo he alejado de mí desde hace una semana.

Me duele mucho esta situación, pero no he encontrado otra salida, sacrificaré todo por hacer lo que debí haber hecho hace ocho meses.

Suelto un suspiro y busco entre mi guardarropa algo qué usar para salir. Últimamente he usado prendas de ropa grandes para que no se vea mi vientre levemente hinchado. Al parecer Jack no ha notado nada porque nunca se interesó por saber el porqué de usar camisas tan anchas. El trabajo lo entretiene la mitad del día y me permite ocultarle la verdad.

Cuando termino de alistarme decido salir de la habitación e ir a buscarlo. Lo encuentro acostado sobre el sofá de la sala, junto a la chimenea. Una manta cálida cubre su cuerpo del frío. Veo que continúa dormido, me acercó a la silla y me acuclillo frente a él.

—Lo siento, pero esto lo hago por nuestro bien —susurro, mientras acaricio su rostro.

Sé que no me escuchó porque cuando duerme se queda profundo y no siente ni oye nada. Un punto a mi favor.

Mis ojos se cristalizan y unas intensas ganas de llorar me acogen. No quiero dejarlo, lo quiero demasiado, pero no hay otra solución. Podría ser de otra forma, pero me da mucho miedo tomar ese camino, por lo que tomo uno que lo va a herir: irme y entregarme.

Presa De Mis Sentimientos [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora