capítulo trece

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Ludovica

—¿Estás segura que tenes que irte? —murmuró Joel en mis labios. Los mordí y abrí los ojos para encontrarme con su mirada oscura penetrante. No era de mucha ayuda que él esté desnudo frente a mí.

—Sí —contesté en un suspiro—. Tengo un día largo, ya te lo dije.

Él hizo una mueca y sin importarle mucho mi apuro me acercó para volver a besarme. Intenté, en serio puse mucho de mi, para no tocar nada y mis hormonas vuelvan a apoderarse. Pero tampoco soy de piedra,así que tiré mi mochila al piso para rodear su cuello cuando me estampó contra la puerta.

Hacía unos días conocí a Joel por Instagram y la verdad que su perfil estaba tan bien cuidado que no dudé en aceptar su invitación a la casa cuando me lo propuso. A sus veintisiete años, estaba recibido de contador y trabajando en su empresa familiar que obviamente tenía una buena posición económica, pasaba su tiempo libre en el gimnasio o con sus dos gatos. Estaba lleno de tatuajes, era bastante alto y un piercing adornaba su ceja castaña izquierda. No podía decir que no me parecía irresistible porque hacía cinco días nos conocimos y tres, que nos vimos todos los días.

—Dale, ya me retuviste para el desayuno..., ahora no puedo —me quejé poniendo el mínimo de esfuerzo para sacármelo de encima. Él suspiró y me soltó un poco, pero no del todo.

—¿Nos vemos más tarde —murmuró con su voz intensa. Tomé aire y lo saqué cuando vi su intensión de volver a atacar mi cuello.

—Hoy no puedo, mañana vemos —le contesté mientras intentaba arreglar mi ropa. Me agaché apurada a agarrar mi mochila y lo miré, estaba siguiendo mis movimientos con sus grandes brazos cruzados y una sonrisa digna de comerla. Intenté concentrarme en lo mío porque iba a seguir atrasándome así.

—¿Te vas a quedar a cenar en la casa de tu hermana? Porque puedo pasar a buscarte si queres...

—No. Me voy a juntar con un amigo para ver unas cosas —le conté casual. Obviando el hecho que ese amigo era Mateo, mi ex novio. Su opinión sobre el tema no me interesaba y no es que oculte su identidad, solo que no es un simple ex..., él era mucho más que eso.

—Está bien, mañana entonces —aceptó descruzándose para acercarse de nuevo a besarme. Fui complaciente por unos minutos más hasta que no pude evitar mis responsabilidades.

Desde la conversación con Ezequiel mi tranquilidad aumentó, no tanta como había esperado pero sí lo suficiente para no preocuparme. No sabía nada de mi mejor amigo hacía días pero era consciente que mi decisión tenía muchos aspectos que él debería resolver. Así que mi mejor solución fue no molestarlo hasta que estuviera listo para hablarme y contarme qué se resolvió o qué iba a hacer. Ya faltaban tres días para que termine el lapso de tiempo que nos habían dado así que estaba segura que noticias sobre mi representante o bueno, quien se supone que lo es..., iban a llegar lo más pronto posible.

—Cieli ¿Todo bien? —hablé después de atender la video llamada que me llegó de mi amiga. Me arreglé el pelo, mirando la pantalla del celular a través de los anteojos de sol. Ella estaba acostada en su cama con unas ojeras bastantes prominentes, apenas era mediodía así que tranquilamente podía ser por estar recién despierta.

—Ludo, acá ando... —suspiró, no miré su cara por estar concentrada en caminar, estaba a tres cuadras de mi casa y no quería que pase ningún accidente. Gracias a que la temperatura bajó, mis shorts y el top fueron suficientes para no sufrir el calor- ¿Vos qué onda?

—Bien, yendo a visitar a la familia un rato ¿Qué te pasó a vos?

—¿Viste que te conté que le había pedido un tiempo a Joaco? Vamos ya dos semanas alejados..., va, seguimos viéndonos y todo pero no es lo mismo.

Entre versos y otros recuerdos | Segunda Parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora