capítulo veintitres

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Ludovica

—¿Y entonces qué decís? —me preguntó Khal interesado mientras me pasaba el mate. Le sonreí aceptándolo y dejando de lado el trapo que estaba pasando.

—¡Obvio! Ya te dije que sí millones de veces..., vos sos el que lo está posponiendo —le contesté haciéndolo rodar los ojos, pero era verdad.

Quería presentarme a Betiana, su novia, pero siempre ponía trabas y me echaba la culpa. Seguramente la chica ya me odiaba por eso, pero iba a dejar muy en claro que era su responsabilidad, no la mía. No podía decir que estaba del todo conforme con la idea porque era aceptar que mi bebé ya estaba creciendo, pero era mejor adecuarme a la idea que tirarlo abajo. Además, no era de mi estilo hacerlo.

—¡Deja de mentir, fantasma! —se quejó sacándome el mate de la mano ni bien se lo di. Me reí empujándolo antes de seguir con lo que estaba.

Había salido del colegio hacía un rato y tenía educación física en una hora, por lo que habíamos acordado que los martes y jueves iba a venir a hacer tiempo mientras esperaba. Solo acepté con la condición que traiga la comida, aunque ya empezamos mal porque era el primer día que lo hacíamos y ya se olvidó, así que solo nos conformamos con mates.

—¿Y Sara qué onda?

—Durmiendo —comenté rodando mis ojos, no sabía a qué hora volvió ni qué estaba haciendo de su vida. Solo esperaba que no la cague de nuevo, aunque ella no tenía la culpa de nada.

—¿Sigue con el amigo de Pache? —susurró cauteloso, como si a mi amiga le importara que hablemos de eso.

—No, me dijo que por el bien de todos iba a cortarla. Se siente bastante mal porque estaba re enganchada pero le hizo re mal ver a Cielo así, Joaquín medio que le pintó otra cosa así que...

—Ah, qué sorete —masculló y asentí mientras agarraba de nuevo el mate. Mis amigas no se merecían esto, más allá que con Cielo era todo mucho más complejo, porque Sara era ignorante en cosas que Joaquín no se dignó a contarle—. Encima Sara es re buena mina.

—Sí, obvio que no se lo merece y Cielo tampoco..., no sé —murmuré en un suspiro—. Está pensando en volverse —le comenté haciendo una mueca.

Intentaba no ponerme del lado de nadie, pero cuando ayer Sara me comentó que estaba pensando en volver a Los Ángeles,quise ir a buscarlo para mandarlo a la mierda. Me había acostumbrado mucho a tenerla conmigo y la convivencia siempre había sido muy buena, era la única amiga que tenía e iba a extrañarla mucho en el caso que decida irse. Quería llorar y abrazarla para decirle que no me deje, pero sabía que era egoísta de mi parte cuando ella sentía que no tenía que hacer más nada acá. En principio, solo había venido de vacaciones y se extendió porque yo no volví, pero mudarse acá nunca estuvo en sus planes, por lo que suponía que en algún momento iba a pasar.

Después de mi cumpleaños, nos habíamos sentado a hablar sobre lo que pasó. Ella sabía perfectamente que Joaquín tenía una ex novia pero nunca asoció que era la misma de la que yo le hablaba, algo que me parecía estúpido porque no hay muchas Cielos en el mundo, pero tampoco indagó porque él le había dicho que no había problemas con ella porque habían terminado hacía un tiempo. Algo que era mentira, porque siempre fueron y vinieron, lo que significaba que estuvo con las dos todo este tiempo mientras les mentía. Estaba muy decepcionada de Joaquín, siempre me cayó bien y lo quise como un amigo, pero se había ido a la mierda.

No podía intentar defenderlo cuando estaba haciendo sufrir a dos personas que me importaban mucho. Encima manipuló lo suficiente a Sara como para que ni yo ni Mateo sospechemos de lo que estaban haciendo.

Entre versos y otros recuerdos | Segunda Parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora