El vehículo transitaba suavemente por las calles. Los días daban la sensación de que no podían estar más hermosos. Nella observaba dubitativa las nubes que se dejaban llevar por el viento a lo lejos mientras los árboles pasaban rápidamente frente a ella.
—Ha sido una semana complicada —rompió el silencio Lobos —, quien diría que tendríamos tanto trabajo en tan pocos días.
Nella se mantenía en silencio, era cierto, habían estado atareados con varias escenas de crímenes durante toda una semana desde que comenzaron a seguir el caso de Esteban y Camilo. Eso la ponía de mal humor. La falta de grandes crímenes en la ciudad le daba todo el tiempo que quisiera para dedicarse a pintar, que era una actividad que le gustaba, pero desde hace unos días no había tenido más cercanía al arte que las diferentes figuras que hacían las manchas de sangre de los cuerpos repartidos por la ciudad.
—Los otros equipos aseguran que es un grupo de psicópatas—habló Nella al fin—, algo así como una organización o más bien...
— ¿Un club? —La interrumpió Lobos.
—Sí, por muy flojo que suene.
—Kate y Patricio están muy seguros de ello. La verdad es que siendo una deducción proveniente de su equipo yo si les creería, ya sabes lo cuidadosos que son para los detalles. Todos concuerdan con ellos, pero Cony y Anto van más por nuestro lado, si podemos demostrar que...
— ¿Cómo vamos a demostrar que todos los asesinatos están conectados si todo lo que encontramos son víctimas elegidas al azar?
Lobos sabía que la tarea era difícil. Desde un principio estaban seguros que el asesinato de dos alumnos amigos de una misma escuela mantenía un motivo oculto, pero desde que empezaron a aparecer cadáveres en diferentes partes de la ciudad todo cambió. Parecía que las dos primeras víctimas no habían sido más que una casualidad, y al igual que los demás equipos de investigación él también comenzaba a sospechar que aquello fuese una especie de juego macabro de algún club que se tomara esos asesinatos como una diversión. Después de todo no había una forma preferida para hacerlo. Cada mañana aparecían entre dos y cinco cuerpos (veintisiete victimas en total hasta ese momento), cada grupo asesinado una noche de una manera o con una herramienta diferente. Por lo que hacía sospechar de un grupo de asesinos, todos con un estilo distinto.
La primera mañana fueron tres las víctimas halladas, todas en diferentes partes de la ciudad pero asesinados de la misma manera: diversos cortes y puñaladas en varias partes del cuerpo. Desde ese día y durante los días siguientes fueron hallados cadáveres asfixiados, atragantados con diferentes objetos, golpeados, incluso uno colgado de un árbol y dos ahogados en la playa cercana. Todo se complicaba.
— ¿Sigues creyendo que el asesino es un estudiante? —Preguntó Nella.
—De Camilo y Esteban, sí. De los demás, ni idea.
— ¿Cómo estás tan seguro de que no pudo haber sido un profesor?
Lo había considerado, y era la hipótesis que más encajaba con el asesinato de los dos alumnos y los que comenzaron a suceder después. Si fuese una sola persona cometiendo los crímenes es probable que hubiese sido un profesor y en caso de ser un grupo de personas es muy probable también que un profesor estuviese involucrado en ello, ¿entonces por qué no podía convencerse a sí mismo de esa afirmación? Parecía tan simple, era tan obvio. Pero esa simpleza y obviedad era lo que le hacían creer que había algo más, algo que no estaba viendo. Pero poco a poco sus sospechas se opacaban por las deducciones de su demás compañeros, después de todo era el camino más obvio.
El auto se detuvo.
Ambos bajaron del vehículo y se dirigieron al lugar de los hechos. Los equipos se movían de un lado a otro, marcaban pistas, sacaban fotografías, anotaban en sus libretas.
Pasaron el perímetro marcado y llegaron a la escena.
— ¿Y bien? —Preguntó Lobos a Molina, uno de sus colegas inspectores — ¿Qué tenemos hoy?
El lugar era una calle de tierra donde se encontraban varias casas, a simple vista se notaba que eran residencias de veraneo donde sus dueños llegaban desde las ciudades donde vivían, por lo que era una calle abandonada. Lobos no se sorprendió, hasta el momento todas las escenas de asesinatos habían sido en lugares así, por lo que deducía que nuevamente no habría testigos.
—Creo que sería bueno que lo vieras por ti mismo. —Apuntó a la lona que cubría el cuerpo y luego a una casa con reja de fierros—. Quien realizó la llamada la encontró ensartada ahí, tuvimos que ser cuidadosos para sacarla, ya verás por qué.
Levantó la lona y descubrió el cuerpo de una chica adolescente. El vientre estaba abierto de lado a lado, tenía varios golpes y cortes a lo largo y ancho del cuerpo y un agujero cerca del mentón donde habría sido clavada a la reja de metal en la que fue encontrada. Lobos se agachó a examinar el cuerpo, abrió cuidadosamente las piernas de la chica. Todo lo que ahí se encontraba era una masa deforme de carne desgarrada, ambas partes se habían unido en un único agujero lleno de astillas, sangre y polvo de color cobrizo. Miró al otro inspector que lo observaba de pie a un costado, Nella no soportó la escena y decidió mirar a otro lado.
—Esto es...
—Óxido, así es. Si te fijas tiene cortes en varios tendones, se aseguraron de que no forcejeara así como de que no emitiera sonido alguno.
Le hizo un gesto apuntándole a la boca. Lobos la abrió con cuidado dejando al descubierto todo lo que ahí se encontraba.
—No pudo haber gritado —siguió comentando—. Le cortaron la lengua y le rellenaron la boca con lo que tuvieron a su alcance, sacamos algo de pasto, tierra y ropas de la víctima.
— ¿Hallaron signos de violación? —Preguntó Lobos.
—Revisamos lo único que podíamos revisar, pero el óxido no nos permite ir más allá, le destrozaron toda la parte baja con un fierro; lo encontramos a unos metros de la víctima. Tendremos que esperar los resultados de la autopsia — se quedó observando a Lobos en silencio mientras examinaba el cuerpo—. ¿No lo notaste?
— ¿Notar qué? —No sabía a qué se refería, pensó que todo lo importante ya se lo había comentado.
—Es la primera víctima femenina desde que comenzó esto. Al parecer el grupo...
—Aún no sabemos si es más de uno —Lo interrumpió.
— Esta bien, pero volviendo al caso, tal parece que están comenzando a atreverse a ir mucho más allá. No solo es la primera víctima femenina, también es el caso más brutal desde el muchacho Esteban que investigas.
Luego de unos minutos se llevaron el cadáver para los respectivos exámenes y ellos se quedaron recorriendo el lugar con los demás equipos. Ya tenían la declaración del testigo y más no podrían conseguir. Nuevamente no había pistas, Lobos se sentía frustrado, había alguien asesinando personas por las calles de la ciudad y no tenían ni siquiera una pista por donde comenzar.
Cuando la noche al fin calló todos los equipos se marcharon, ya no había nada más que buscar ni ahí ni en dos cuadras a la redonda, finalmente y al igual que los otros días no encontraron nada.
Lobos se subió al automóvil con Nella y decidieron recorrer las calles de la ciudad, todo lo que conectaba un asesinato con otro eran los lugares donde los crímenes se cometían: calles solitarias donde desde cierta hora no caminaba nadie...
—No caminaba nadie...— Murmuró Lobos.
Nella lo miró pensativa, había escuchado lo que dijo y de pronto sintió que estaba pensando lo mismo que él.
—Todas son calles con casas abandonadas o donde solo vive una persona —dijo Nella.
—Y todas las víctimas vivían a varias calles de donde se encontraron o a varios minutos de caminata —Agregó Lobos.
— Y ninguna tenía motivos para transitar por ahí, pues el camino hacia sus casas ofrecía calles más iluminadas y seguras...
—Durante los peritajes no se encontró sangre en ningún otro lugar y varias calles ni siquiera presentaban huellas de vehículo.
—Eso quiere decir...
Luego de una larga semana por fin sentían que tenían algo con que comenzar. La víctima de ese día había sido una muchacha, pero con excepción de ella y de los dos primeros chicos asesinados todas las demás víctimas poseían características similares: Hombres adultos con cierta cantidad de alcohol en la sangre. La contextura de todos dejaba claro que no eran personas con las que se podría forcejear estando solo y la única manera de llevarlos a un lugar así era contra en de su voluntad o ya muertos, pero no se habían encontrado restos de sangre en los alrededores, solo dónde se cometían los crímenes.
—Llegaron a esos lugares voluntariamente, alguien los atrajo hasta ahí.
Nella esbozó una enorme sonrisa al oír aquello que era lo que quería decir. Lobos tomó su teléfono y llamo a Molina.
— ¿Le dirás lo que dedujimos? No parece ser algo tan grande como para mover toda la investigación.
—Aún no, pero solo necesito saber una cosa para estar seguro.
— ¿Qué necesitas? — Pregunto molina desde su teléfono.
—Necesito la dirección de la familia de la víctima, sé que la tienes, la necesito ahora.
—No creo que sea prudente...
— ¡Solo dámela!
Molina le dicto una calle y un número, colgó el teléfono y aceleró.
Era un pasaje sin salida, estacionaron el auto en la entrada y se bajaron. Fuera de una casa había varias personas agrupadas, algunas lloraban y otras les consolaban. Caminaron lentamente hacia el grupo para que notasen su presencia, algunos de los presenten los miraron extrañados por la visita de aquellos desconocidos. Entre la multitud, un hombre de edad avanzada y cabello gris salió a recibirlos, tenía los ojos enrojecidos y una postura hostil, al parecer sus compañeros no habían dado una agradable entrevista.
—Ya nos hicieron suficientes preguntas, déjenos sufrir en paz.
—Inspector Lobos —se presentó— y mi compañera la oficial Nella.
— ¿Qué es lo que quieren ahora?
—Solo dar nuestras condolencias. Algunos de nosotros aún somos lo bastante nuevos en esta profesión como para olvidar lo que se siente perder a un ser amado... de forma... —una lágrima calló por sus ojos y rápidamente se la secó—. Tan trágica.
Nella lo miró extrañada, sabía que mentía. Si bien Lobos no llevaba tantos años como inspector tampoco era nuevo en el oficio.
El anciano le agradeció y le tendió la mano, los invitó a pasar pero Lobos declinó la invitación.
— ¿Es usted el padre? —Agregó.
—El abuelo, mi esposa y yo la criamos luego de que nuestra hija decidiera que no quería ser madre, cuando se dio cuenta de la responsabilidad que significaba. Tenía diecisiete años, a esa edad uno no quiere responsabilidades.
— ¿Y su esposa vive?
—Oh claro que sí, somos viejos pero aún nos quedan fuerzas, está adentro... —dudó un segundo—con la novia de nuestra pequeña.
— ¿Novia? —Aquello que buscaba, lo había encontrado—. Siento la pregunta, es solo que tan joven y con tal cercanía con su familia... no sé si me explico.
—No es necesario, al principio no nos parecía la idea. Ya sabe usted, somos viejos criados con costumbres viejas, pero es una buena niña y la quería. Sinceramente la prefería a ella que a cualquier otro que pudiera hacerle lo mismo que a su madre.
—Sinceramente preferiría lo mismo para mi hija—afirmó Lobos.
Nella lo miró aún más extrañada, él no tenía hija, ni siquiera una pareja.
—Bueno —concluyó Lobos—, no le quitaré más tiempo con sus cercanos, como dije solo veníamos a entregar nuestras condolencias.
—Gracias a usted por el gesto —su voz ya no era hostil —y espero puedan hallar a quien hizo esto.
—Estamos poniendo todo nuestro ser en ello — y se marchó.
Ambos subieron al vehículo y rápidamente se puso en marcha. Nella quería hablar con Lobos sobre aquellas mentiras, pero antes de que pudiese emitir sonido alguno Lobos hablo.
—Es una mujer.
— ¿Qué? —No entendía que quería decir.
—La única forma en la que las víctimas pudieron haber sido llevadas a esos lugares sin ninguna señal de fuerza fue seduciéndolas. Alguien conoce los métodos para lidiar con ese tipo de degenerados y usa sus conocimientos para atraerlos a ella.
— ¿Qué me dices de la muchacha?
—Me temo que solo fue una casualidad desafortunada. Hasta este momento solo había un perfil de víctimas, ahora sabemos que no fueron escogidas al azar, sino más bien las que ella sabía que serían más fáciles de conducir a su trampa. Molina lo dijo: "se están atreviendo a más" y sí, es cierto, puede que comencemos a encontrar más chicas como ella esparcidas por las calles, porque ya hizo la prueba y su experimento dio resultados.
—Entonces a quien perseguimos es una mujer—Nella dudaba, la seguridad de Lobos la hacía pensar que se estaba dejando llevar por el cansancio y el exceso de trabajo de aquellos días.
—Así es, por fin estamos en camino de avanzar y llegar a... "ella".
Nella no se convencía del todo de lo que Lobos le decía, había comenzado a confiar rotundamente en la hipótesis de la organización de asesinos en la que todos concordaban. Sin embargo, verlo tan emocionado por el caso de una forma en la que ella nunca lo había visto antes le hacía estremecer de emoción al igual que a él, por lo que podría dejar pasar sus conclusiones sobre el cansancio mental de su compañero y seguirlo en esto, después de todo, si estuviese en lo correcto sería un caso realmente interesante.

ESTÁS LEYENDO
Sinister
KorkuEn esta pequeña historia seguiremos los pasos de Danielle, una joven de dieciséis años la cual acompañada de un ser creado por sus más oscuros sentimientos decide recuperar aqueños años de su vida arrebatados por los abusos de quienes pronto conocer...