—No lo hagas— susurré, aunque mi corazón me decía otra cosa, estaba confundida y enamorada, me enloquecía el pensar en Jake, pero no era el momento yo volvía a Bretaña en un día, las cosas sólo se pondrían peor entre nosotros.
—¿Por qué te vas mañana?— leyó mis pensamientos
—Exacto— baje la mirada
—Cat... he cometido muchos errores contigo— paró el auto en una acera a minutos de mi casa—. No he sido honesto, no he sido yo y estoy perdiendo a la persona que más he amado en mi vida por idioteces— tomó mi mano y lo miré— no te forzaré a nada, si estamos aquí y ahora debe ser por algo... sólo quiero saber si sientes lo mismo que yo— tragué indispuesta para contestar, lo amaba desde que tenía memoria, desde que lo conocí, pero nuestro amor era demasiado frágil, tan débil que no pudimos aguantar uno sin el otro y buscamos refugio en cualquier otra persona que nos llenara de paz o que nos diera atención... ¿Qué puedo contestarte, Jake? ¿Era mi amor por él algo suficientemente duradero para luchar o sería mejor dejarlo todo atrás?
—Yo no... —no podía mentirle y al mismo tiempo no podía decirle la verdad.— Yo te amo— susurré— siempre lo he hecho... pero— sus ojos se abrieron ante mi última palabra esperando lo peor y Justo ahí, viendo sus claros ojos azules supe que tenía que mentir hasta acomodar mis pensamientos y encontrarme a mi misma.— tengo novio— dije lo primero que se vino a mi cabeza y pude notar la tristeza en su mirada, clavándose en mi pecho como dagas— hemos salido desde hace seis meses— seguí mintiendo
—Oh— fue lo único que salió de sus labios antes de arrancar el auto de nuevo
—Jake...— me interrumpió no queriendo escuchar más
—¿Es serio?— volteó fugazmente a verme
—Sí— había ido demasiado lejos, pude haberle dicho que no, pero no lo hice y ahora mi mentira tendría consecuencias.
—Okay— aclaró su garganta— Lo siento por haber sido tan... insistente— ya ni siquiera volteaba a verme y sentí como mis ojos se aguaban
—Jake, tú no...— aparcó frente a mi casa
—Es un chico con suerte, Cathy, ojalá él lo sepa— me miró una última vez, el brillo característico de sus ojos se había perdido, su mandíbula estaba trabada y sus manos presionaban el volante, me recordaba a una escena del pasado, algo que había olvidado con el atropello, algo que terminó muy diferente a cómo finalizaba ahora.
Baje del auto sin que él me detuviera, me sentía triste y desilusionada, ¿por qué tenía que haberle mentido? Me sentía como basura de sólo pensarlo, pero era mejor así, darnos tiempo, aceptar que nuestro amor comenzó como un noviazgo de preparatoria y que él ahora tenía una hija, yo estudiaba una maestría y habíamos separado nuestras vidas cuando él se fue a Alemania. Todo cambio cuando el me dejó.
—Olvídalo, olvídalo, olvídalo— me rogué a mi misma cubriendo mi rostro con una almohada y golpeando mi colchón con los pies, eran las 5 de la mañana y no había dormido nada, los ojos me dolían y estaba a punto de amanecer.
Mi último día en Pérouges, volvería a mi maestría, mi departamento y mi aburrida vida e intento por ser alguien diferente a lo que era en este momento.
Mientras desayunaba en la crepería favorita de Chris y mía y lo esperaba, sólo podía pensar en que debía prometerme a mi misma olvidar cualquier lío de amores, exactamente como me prometí la primera vez que me fui hace un año...
Literalmente ver a mi mejor amigo entrar a la cafetería hizo que me atragantara con la crepa que me estaba comiendo; Chris venía con su normal ser, calmado y cordial, sonriéndole a los meseros que ya nos conocían tan bien y a las chicas de la entrada que se encargaban de otorgar las mesas, así era él... así éramos nosotros, pero ahora, su mano izquierda permanecía inmóvil, tomada de una escurridiza, delgada y pálida mano desconocida, su sonrisa millonaria me puso los vellos de punta, su oscuro cabello caía en rizos perfectos en su espalda, era tan delgada que creí que se desarmaría en cualquier momento, su sonrisa era amable y sus ojos oscuros y brillantes, española, sí no me equivocaba con sólo verla, mi estómago se hizo nudo, Chris besó su sien, vomitaría... Chris tenía novia.
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Catherine: In between
RomanceSegundo libro de la serie "Catherinette" "La ira no es aliada de los débiles El rencor no sólo daña al que lo padece Los celos no te llevarán a ningún lado Los 25 de noviembre ya no celebrarás a Santa Catalina, Cat." Catherine Hut se mudo a Gran...