Capítulo veinte.

1.8K 232 119
                                    


— ¡Charlotte! — Llamó por tercera vez el castaño, impaciente.

— ¿Cuál es la prisa?— Preguntó Troy, parándose a un costado del menor.

Louis lo miró sin expresión alguna, volvió su mirada a las escaleras con la esperanza de que por fin Lottie saliera de la habitación.

— ¿Por qué no está Harriet contigo?— Preguntó intrigado.

— ¿Te importa?—. Preguntó irritado.

— ¿Por qué no me importaría?— Preguntó con fingida sorpresa.

El castaño se limitó a rodar los ojos. Se cruzó de brazos y miró de mala manera al mayor.

— ¿Podrías simplemente dejar de ser un completo pelmazo?

— ¿Qué derecho tienes de llamar a tu padre...?

— ¡Tú no mereces el respeto que un verdadero padre merece!—. Interrumpió, áspero.

El incómodo silencio que se formó luego del comentario del castaño generó un ambiente tenso.

— Sólo... Deja de ser tan falso, no tienes por qué hablar conmigo. Es claro que ninguno de los dos quiere hacerlo.— Pidió, soltando un suspiro pesado.

El jardín donde se llevaría a cabo la ceremonia estaba listo. Todos los familiares habían llegado a tomar sus lugares, los acompañantes de honor esperaban en sus respectivos puestos y finalmente, Tommy esperaba en el centro del altar, con ciertas ansias y nerviosismo, a su futura esposa.

— ¿Crees qué papá acompañe a Lottie al altar?—. Preguntó Phoebe, curiosa.

— No lo sé, pero si yo estuviera en su lugar, definitivamente le pediría a Louis que me acompañara—. Aseguró Daisy.

El semblante de Johanna se entristeció. ¿Era culpa suya qué, incluso las chicas vieran a su padre como un ser ominoso?

Y, volviendo al pie de las escaleras, un castaño miraba con ojos centelleantes, labios entreabiertos, corazón acelerado y mariposas en el estómago a la hermosa creatura que bajaba de manera exageradamente femenina los escalones.

El ojiazul estaba cautivado. Su mirada recorrió el cuerpo del rizado de la cabeza a los pies. Su cabello recogido en un chongo, el maquillaje suave y neutral en su rostro, pero no era eso lo único que lo había embelesado. Charlotte había hecho, sin duda alguna, la elección de vestido perfecta para su rizado.

Un hermoso vestido color beige del largo de todo su cuerpo. Tenía un elegante diseño en el pecho y la parte inferior no era tan ancha pero era lo suficientemente ligera para que la división entre su torso y cadera fuera notable, además de que su hombría no se notaba a simple vista. Era perfecto para la postura de su cuerpo, la anchura de sus hombros no era un problema y, a pesar de los tantos músculos que se marcaban en su espalda, fácilmente podían disimularse gracias al grosor de la parte trasera de la prenda.

A pesar de lo prominente que estaba el cuerpo de Harry, había una pizca de delicadeza y fragilidad en él que lo hacía perfecto para usar lindos vestidos. No había podido tomar una mejor decisión que escoger a Harry como su acompañante.

— Louis.— Llamó por segunda vez el rizado, sacando al castaño de sus pensamientos.

— Ah... ¿Sí?— Respondió, desviando su rostro para evitar que Harry notara el sonrojo en sus mejillas.

— Ya viene Lottie.— Susurró, tomando lugar a su costado.

Louis asintió mirando nuevamente al rizado de pies a cabeza. Sonrió enternecido y desvío su mirada al sentir la del menor encima suyo.

| Pretty Lie |  Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora