Al día siguiente, Joel despertó con ganas de no haberlo hecho.
La fuerte tormenta y su estúpida decisión de no haber compartido taxi con Erick le ha cobrado factura, está recostado en su cama intentando dormir un poco pero la nariz tapada y los escalofríos no lo dejan.
Los síntomas empezaron en plena madrugada pero no le tomó importancia, tenía más ideas en mente de que preocuparse.
No se la pasó realmente mal en esa especie de cita, fue interesante conocer otra parte del menor pero no es suficiente, él parecía distante y muy cortante, pero no se dará por vencido, solo es cuestión de tiempo para que Erick se enamoré de él.
Al amanecer maldijo no haber cerrado las cortinas en la noche porque ahora el sol le dio justo en la cara despertándolo cuando apenas había dormido un par de horas.
Y desde entonces ha estado despierto, maldiciéndose por no haber reaccionado como debería, debió haber aceptado la oferta del menor pero estaba tan distraído con sus reacciones que no pensó que fuera necesario.
Necesitaba pensar.
Pensar acerca de que es lo que hará ahora, intentó tener una salida casual, algo como para dar nuevos aires a su extraña relación por ponerle un nombre.
¿Qué es lo que hará ahora?
Tiene los días contados, Erick le confirmó que la boda será pronto, el tiempo se acaba así como su paciencia.
Ya ha intentado en más de una ocasión que se obsesione con él teniendo sexo, penetrándolo tan íntimamente que ha aprendido a reconocer cada rincón que le produzca placer.
Pero no fue suficiente.
Intentó conectar de él de otro modo, algo que implique solo salir y conversar pero Er no coopera, solo estuvo callado la mayor parte de la estadía y cuando hablaba solo lo hacía en monosílabas y frases a penas audibles.
La poca información que tiene de él no le sirve de nada, es todo un misterio, así ha sido desde que empezó a salir con Mateo.
─Joel, saldré un momento ─avisa su padre golpeando su puerta ─te traeré algo para su malestar cuando vuelva.
─Como sea ─responde de malas tapando su rostro ignorando las pisadas que se alejan.
Hasta que piensa, ¿Por qué se despide? Por lo general se va sin decirle nada, siempre lo hace a menos que tenga que fingir.
Fingir.
Se levanta rápidamente de la cama y va a la ventana de su habitación observando cuando su padre entra a su vehículo.
El ojiverde está en el asiento de copiloto, lo sabía, solo le avisó para quedar bien.
Le provocó nauseas el ver como Mateo acerca su rostro al del menor dándole un beso en los labios y arrancó el auto yendo a quien sabe dónde.
Se empeña bastante en hacerse la buena persona frente al delgado, parece que se empeña en vivir una mentira, le parece extraño que después de tantos meses no le haya mostrado ya su verdadera cara.
Los otros no tuvieron que pasar por eso mucho tiempo, pero tampoco llegaron a recibir una sortija de compromiso.
El resto de la mañana se la pasó ideando como acercarse aún más a Er, sus planes no han cambiado y su mentalidad mucho menos.
Va a castigarlo.
No va a negar que el sexo con él es muy placentero, demasiado de hecho, disfrutó la salida al menos un poco pero no se compara con lo mucho que desea joderlo de nuevo.