Prólogo

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Joel

Lo odio.

Simplemente no lo soporto.

─¿Te fue bien en la escuela, Joel? ─me pregunta en la mesa como si le interesara.

─Sí─respondo a secas intentando acabar con la conversación.

A ver cuánto tiempo les dura el teatrito, mi papá se cansara de él igual que de los otros e ira a revolcarse con alguien más joven.

Siempre pasa.

¿Tiene que conseguirlos de mi edad o más chicos? Es tan repulsivo.

─Erick solo quiere hablar contigo ─dice mi padre tomando mi mano ─dale una oportunidad, es lo único que te pido.

─¿La misma oportunidad que me pediste con los otros? ─pregunto sonriendo ─no, creo que así estará mejor, que tal si me encariño y la siguiente semana ya estarás cogiendo con otro ─termino levantándome de la mesa y salgo de ahí para no aguantar sus reclamos.

Me gustaría poder pensar diferente pero no me lo permite, todo el tiempo es lo mismo.

Nunca nos hemos llevado bien, no lo juzgo por la vida que lleva sino por todo lo demás, nos abandonó a mi madre y a mí a nuestra suerte y ahora quiere jugar al padre del año.

Solo se ha tomado la molestia de hacer mi vida un infierno.

Ridículo.

Erick es el quinto "novio" que tiene durante los últimos tres meses y aunque siempre dice que este será el último, el indicado, el chico perfecto, a la semana siguiente estará saliendo con otro.

Ni siquiera le importa que intente llevarme bien, le vale lo que opine, pero intenta quedar bien con esos sujetos.

Como si eso quitara la reputación que tiene en todo el vecindario.

Estúpido.

Camino a casa de Christopher pensando que la razón por la que odio a Erick es ridícula.

Ninguno de los chicos con los que papá ha salido me agrada, pero este tiene algo que hace que lo deteste más que al resto.

─¡Chris! ─llamo a su puerta al llegar ─¡Abre!

Luego de unos segundos escucho sus pisadas y abre la puerta, tiene el cabello sumamente desordenado, no me sorprende que acabe de despertar.

─¿Qué carajo quieres? Si buscas sexo lo siento pero ahora no puedo ─dice abriendo la puerta por completo para que entre.

─No, no estoy de humor, ese tipo otra vez ─digo echándome al sillón que está repleto de ropa sucia ─no fuiste a la escuela.

─No, estuve ocupado ─responde haciendo a un lado la ropa para sentarse conmigo ─¿Cuál es el tipo que no te tiene contento? Era el dueño del edificio o el que trabaja en el supermercado, no lo recuerdo.

─Ninguno, sigue con Erick.

─¿En serio? Bueno, tal vez este sea el indicado, ya tienes mami nueva ─se burla poniéndose de pie y va a la cocina.

─Cierra la boca, tal vez estén bien por ahora pero te aseguro que no tarda en mostrarle realmente quien es.

─Pues que se apresure porque ese chico está muy bueno ─halaga trayendo consigo dos vasos con refresco, me entrega uno y se sienta de nuevo ─aunque tal vez folle rico y por eso ha durado tanto.

─Eres un imbécil ─maldigo tomando un sorbo ─¿No tienes algo más fuerte?

─No, tuve una fiesta en la noche y se acabó todo.

─No recibí invitación.

─Tal vez porque no te invité, vino Yoandri y no quiero problemas.

─¿Por qué sigues evitando que lo vea? Ya pasó ─insisto enojado.

─Porque siempre dices lo mismo, ya lo superé y esos cuentos que ni tú te crees para después querer arrojar a los tipos que se le insinúan de una ventana.

Me gustaría seguir desmintiéndolo pero es verdad.

Me dolió mucho lo que me hizo.

Todo fue tan repentino que me confunde, pero es algo que tarde o temprano he de superar.

─Christopher, ¿Qué tan cansado estás? ─pregunto acercándome a su rostro.

─Por Dios Joel, no empieces, tengo cosas que hacer ─dice levantándose pero lo tomo de la mano y lo jalo obligándolo a sentarse en mis piernas ─Joel...

─Anda, solo será un momento.

El sexo siempre ayuda.

Al terminar salgo de su casa rumbo a la mía, no es que tenga una relación con Chris, solo es algo casual, un acuerdo, no tengo novio y el tampoco así que no hay problema.

Entro a casa y el olor del humo del cigarro me advierte de su presencia.

Sigue aquí, pero ya va a irse.

Siempre hace lo mismo.

Subo al segundo piso para entrar a mi recamara y es justo como lo esperaba.

Erick sale de la habitación de mi padre con un cigarro en su boca, su cabello desordenado y su camisa a medio abotonar me dan la impresión de que no estaban durmiendo precisamente.

─Oh, hola Joel─me saluda apenado abrochando su camisa tapando su pecho ─llegaste temprano, no comiste bien en la tarde, guarde algo de comida en el refrigerador por si...

─Ya te ibas, ¿No? ─interrumpo serio.

─Ah, sí, es mejor que me vaya, descansa ─se despide, baja las escaleras y sale de la casa.

Entro a mi habitación antes de que mi padre salga y empiece a gritarme.

Es por eso que odio a Erick.

Es jodidamente caliente.

¿Cómo puedo odiarlo si lo único que pienso cuando sale de esa habitación con la ropa toda arrugada es enterrarle mi polla?

Cuando he llegado a escuchar sus gemidos me imagino que gime mi nombre, cuando suspira de más para tomar aire imagino que es por mí que se agita.

¿Cómo se sentirá correrme en su boca? Quitarle hasta la última prenda y que lo único que tenga encima es a mí montándolo.

Lo odio porque no puedo tenerlo y eso me enfurece.

Joerick: Smoker (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora