Treinta y dos llamadas pérdidas.
Lo primero que hizo Erick al despertar fue ver su celular para verificar la hora, dándose cuenta de las treinta y dos llamadas que recibió de Mateo pero no fueron contestadas.
Además de los mensajes que ni siquiera tiene el valor de abrir.
Se levanta de la cama, gira su rostro para cerciorarse de que Ben está bien y con una sonrisa abandona la recamara porque así es.
Al llegar a la sala se da cuenta que Chris deja algunos platos con comida en la mesa, al notarlo se detiene y le regala una cálida sonrisa.
─Despertaste ─dice señalando una silla para que el contrario se siente y le hace caso─ vaya caos, ¿No?
─Bastante, no me esperaba que todo esto pasara.
─Las cosas con Joel son así de desastrosas, pero no te cuento nada porque seguro ya te diste cuenta.
Erick asintió y tomó la taza con café que está frente su lugar.
─¿Sabes? Me imaginaba que las cosas terminaran así, yo estaba presente cuando estaba muy obsesionado contigo y no te miento, daba miedo.
Er río un poco y dejó la taza en su lugar.
─Gracias por darnos hospedaje ─agradece sincero─ ¿Joel fue a la escuela?
─Sí, y al trabajo, volverá más tarde ─avisa poniéndose se pie─ no te preocupes por nada, tienes que estar tranquilo, yo debo ir por mis cosas, supongo que no tengo porque abandonar el departamento siendo que Joel me ayudará a pagarlo.
─Y yo también, tengo una entrevista mañana...
─Una entrevista a la que no creo que puedas ir ─sugiere interrumpiendo─ Mateo te debe seguir buscando, espera a que las cosas se calmen.
El ojiverde asintió algo intranquilo, tiene razón, no puede arriesgarse por ahora, incluso ha pensado en mudarse fuera de la ciudad pero no puede hacerlo aún.
Las cosas habrán mejorado, al menos un poco, no tuvo que casarse con alguien que no ama, y lo más importante es que alejó a su sobrino de esa persona aparentemente dulce pero que puede llegar a ser tremendamente inteligente.
Un timbre hizo que ambos callaran, se trata del teléfono de Er, éste lo sacó de su bolsillo dándose cuenta de otra llamada.
─¿Mateo? ─pregunta Chris al ver que no responde.
─Sí.
─No contestes ─pide seriamente─ sea lo que sea que tenga que decir no puede ser bueno.
─Jamás había tenido miedo de él, parece muy amable.
─Lo sé y extremadamente guapo, lo reconozco ─concuerda dándole la razón─ pero así son las peores personas, las que fingen ser inofensivas.
─¿Sabes? Ben nunca lo aceptó, no le agradaba, creo que entendió el rechazo o al menos lo sintió, pero con Joel fue diferente, él, incluso lo buscaba, parece extraño pero creo que él podía sentir de alguna manera la conexión.
─Tal vez tengas razón.
Un par de horas más fueron pasando, Christopher por fin partió a casa de sus padres encargándole a Erick que vaya limpiando el cuarto libre para que pueda acomodarse ahí cuando llegue Joel.
Esta parece la mejor solución temporal, y es que aunque Er no pueda esconderse por siempre la simple sensación de sentirse protegido junto con Benjamín lo alivian bastante.