─Yo, entiendo ─dijo Joel agachando la mirada─ te hice mucho daño, ¿Cierto?
─Joel...
─No, por favor ─interrumpe tomando su mano─ no me des explicaciones, yo supe a lo que me atenía cuando empecé con toda esta nueva fase.
El menor no sabe qué hacer, está estático mirando como el caparazón que el mayor solía tener se rompe poco a poco, dejando a un chico frágil, un chico por el cual incluso ha llegado a sentir más que simple atracción.
Pero, no puede.
─Te iré a dejar a casa ─avisa Joel vistiéndose─ creo que lo mejor es que duerma aquí.
─Joey, por favor, solo deja que...
─No estoy molesto ─vuelve a interrumpir pero ahora lo mira con una sonrisa que no alcanza a llegar a sus ojos─ no estoy enojado siquiera, yo sabía a lo que me enfrentaba.
Erick asintió y comenzó a vestirse para salir de la casa junto con el mayor, este desechó la idea de pasar el resto de la semana en casa de Er, solo le provocará más dolor.
En el camino va meditando todo lo que ha pasado y la simple idea de haber empezado todo mal, tal vez si hubiera intentado conocerlo un poco antes de chantajearlo las cosas fueran diferentes.
Tal vez si se hubiera esforzado desde un inicio hubiera podido ganarse su corazón, de una forma honesta en la que no solo implicara una tonta venganza.
Porque ahora lo que menos le importa es regresársela a Mateo, pero el hubiera no existe y no puede cambiar nada de lo que ha hecho.
Al llegar a su destino Erick abrió la puerta del auto pero antes de que pudiera salir, Joel tomó su mano y comenzó a rozar sus dedos contra su palma.
Er no hizo nada, se quedó sintiendo el leve tacto que le ofrece, no hay una explicación de lo que siente con un simple roce superficial, pero es más de lo que ha sentido con sus múltiples encuentros pasados.
Cuando sintió como ejercía un poco más de fuerza se dio la vuelta encontrándose con el rostro de Joel muy cerca de él, tan cerca que incluso puede sentir su respiración.
Joel, algo temeroso, se acercó más y más a sus labios hasta que pudo por fin probar sus labios una vez más.
Lo que él considera la última vez.
Pero algo en ese beso lo hace sentir que el ojiverde corresponde sus sentimientos, que de verdad le duele tanto como a él, como si quisiera mentirse diciéndose que corresponde sus sentimientos.
Quisiera creerlo, pero ya es tarde.
Se separa un poco ya que ambos necesitan aire, lo mira y le provoca una ternura inmensa mirar sus mejillas sonrojadas.
─¿Vas a salir mañana? ─pregunta Joel.
─Como el viernes tengo una entrevista adelanté la cita médica de Ben para mañana.
─¿Sus citas son los viernes?
─Sí, por eso llegaba tarde al trabajo esos días.
─Ya veo ─responde haciendo memoria─ entonces, ¿Crees que pueda acompañarlos? Quisiera despedirme de Ben.
Er asintió pero al momento volteó su rostro para que no lo vea llorar, sabe a lo que Joel se refiere y también sabe que esta es su forma de decirle adiós.
No lo culpa, Joel necesita a alguien que pueda asegurarle ser solo de él, alguien que pueda decir que solo tiene a un hombre en su vida.
Alguien que pueda arreglarlo, y solo espera que esa persona llegue pronto y lo haga feliz, así como él lo ha sido los últimos días.