─¿Qué, qué dijiste? ─vuelve a preguntar tartamudeando por los nervios.
─Erick solo fuma cuando algo no le gusta, le sirve para quitarse el sabor desagradable de la boca, prefiere el sabor amargo.
Joel con los ojos muy abiertos por la impresión se sienta en la silla que ocupaba antes, siendo observado por Richard que no sabe nada de lo que ocurre.
─Ben, ¿Podrías ir a tu recamara un momento? ─le pide amablemente y el niño obedece.
Toma una silla y la arrastra para quedar cerca de Joel que sigue analizando las cosas.
Todos los encuentros que tuvo que Erick antes de conocerlo bien, las veces que lo vio salir de la recamara de su padre, cuando lo vio fumar en el estacionamiento.
Todas esas veces Erick intentaba quitarse el sabor de sus amantes, intentaba quitar todo rastro que lo recordara a ellos.
Las últimas veces que estuvieron juntos no fueron así, Er no fumó porque le gustó entregarse, le gustó tener sexo, le gustó él.
Le gustó Joel.
Tanto fue así que hasta olvidó su caja de cigarros en su habitación, porque ya no los necesitaba.
Ya no le hacían falta.
─Hey, ¿Qué ocurre? ─pregunta Richard por fin al ver que no reacciona.
─Yo, Erick no quiere casarse ─asegura levantándose de la silla─ Tengo que irme, tengo que impedir que se casen.
─¿Por qué? ─pregunta confundido─ No conozco a Mateo pero se ve que es una buena persona para Erick.
─No lo entiendes, él no lo quiere ─insiste apresurado─ no puedo explicarte ahora, pero él no lo quiere.
─¿Por qué estás tan seguro? Tal vez solo quieras negarte que pueda querer a alguien más, él ha ayudado a Er y a Ben, lo sé porque es quien paga las consultas y pagó el hospital del pequeño la última vez, no es como su padre.
─¿El padre de quien, de Ben?
─Sí, me sé la historia, un desobligado que dejó al niño y a su madre solos, Mateo no es como Abraham.
─¿Cómo lo llamaste? ─pregunta sentándose de nuevo.
─Abraham, el padre de Benjamín, no lo conocí en persona, creo que tampoco Erick pero sabe su nombre.
─No todo, pero... ¡Mierda! ─Maldice levantándose de golpe─ por favor, tengo que ir por él, ahora incluso más.
Richard no logra entender todo el embrollo pero accede levantándose y toma las llaves de su auto que guarda en su bolsillo.
─No sé qué suceda, pero parece grave ─concuerda arrojándole las llaves que atrapa en el aire─ anda.
El más alto asintió y corrió fuera de la casa, tomó el auto y arrancó teniendo el suficiente cuidado de no dañarlo pero va a prisa, tiene que llegar antes de que Erick cometa el peor error de su vida.
En el camino va reflexionando que sucede, la manera en la que se enorgulleció de sí mismo al ver al menor fumar cuando tuvieron sexo.
Como pensaba que eso era un trofeo, que fumaba solo cuando llegaba al orgasmo de una manera placentera.
─Estúpido ─se regaña a sí mismo mientras avanza.
Conduce esquivando tanto autos como a peatones, antes lo único que le importaba era lastimar a su padre pero eso pasó a dejar de ser importante cuando conoció más del menor.