Decide comprar su malteada y matar el tiempo paseando por los pasillos del centro comercial, recorriendo todo lo que le llama la atención, desde tiendas de ropa hasta accesorios para celular, pasan las horas.
Pero Erick no llega.
En todo el tiempo que lo ha espiado no ha faltado un solo día al trabajo, suele ser puntual a excepción de los viernes pero es muy responsable, esa racha ha fallado bastante últimamente.
Regresa al lugar donde se supone Er debería estar, pero no está, por más que espera no llega.
Que esté con Mateo es imposible, él está fuera de la ciudad arreglando quien sabe que tantas cosas, pero hay alguien que le viene a la mente.
El hombre que salió de su casa.
Lo más seguro es que esté con él, tal vez en este momento estén revolcándose en quien sabe cuántas posiciones, teniendo sexo una y otra vez.
Aunque eso tiene sentido en la mente de Joel, se niega a creerlo porque al mismo tiempo le parece ilógico.
Erick lleva saliendo bastantes meses con Mateo y durante todo ese tiempo jamás ha faltado al trabajo por él, ni siquiera duermen en la misma cama.
Al menos que de verdad ame al tipo con el que se encuentra en la madrugada.
¡No! Eso no puede ser posible-piensa saliendo del establecimiento- Erick no puede amar a ese sujeto.
No puede amar a nadie.
Un tanto abrumado por sentir tantas emociones, decide ir a tomar un poco para calmar esas ansias, incluso podría ir a visitar a Chris, hace mucho que no lo ve.
Pero primero debe calmarse.
Llega a la vinatería pidiendo una botella de licor para después salir rumbo a su casa, podría tomar una de las botellas que tiene su padre pero se niega a tomar más de lo necesario.
Llega a su casa y no espera demasiado para tomar el primer trago directo de la botella, quiere tranquilizarse, de verdad quiere controlarse.
Al menos por ésta vez quiere calmarse.
Sube a su habitación y cierra la puerta, se sienta en su cama y continúa bebiendo, después de tanto tiempo manteniendo sus sentimientos en el interior solo fue necesario un resbalón para desbalancear por completo todo lo que ha construido.
Sí, fue él quien inició todo, fue él quien quiso destruir a Er porque nadie tiene que provocar nada en él pero le resultó totalmente contrario porque mientras más tenía del ojiverde más quería.
Dando otro trago recuerda lo que sintió penetrarlo por primera vez, sentir su piel ver sus reacciones reflejadas en su rostro.
Un segundo trago sirvió para recordar los gemidos que logró sacarle, los jadeos que salieron mostrando que tocaba las áreas correctas.
El tercer trago fue para visualizar la primera vez que lo vio fumar por él, el como se llenó el pecho de orgullo así como Erick por el tabaco y la nicotina.
Nicotina.
Eso es lo que es Erick.
¿Cómo algo tan pequeño y aparente inofensivo puede provocar tanto daño en un ser tan imponente y aparentemente sin emociones como Joel?
No tardó mucho tiempo para terminarse la botella entera, gota a gota recordando lo que sintió al penetrar a Erick, incluso llegando al punto de la excitación al recordar la mamada que le hizo.
La forma en que su lengua jugó con la punta de su miembro fue algo celestial, algo que no se esperaba.
Al terminar el contenido arrojó la botella sin darle importancia a los vidrios que tendrá que limpiar al día siguiente, se recuesta brevemente colocando su peso en sus hombros haciendo memoria y sonriendo cada que recuerda una posición que le gustó.
