Erick sale del trabajo y va directamente a su hogar evitando el impulso de pasar a casa de los Pimentel.
Quiere saber cómo se encuentra Joel, a pesar de todo lo que ha pasado y es que aunque lo golpeó defendiendo a Benjamín se siente mal.
Pero a pesar de eso no se arrepiente del todo porque asustó a la persona que más quiere en el mundo, es la única razón que tuvo para enfrentarlo de ese modo, sí, Joel lo ha lastimado de muchas maneras.
Lo ha humillado, insultado, lo ha hecho sentir menos pero no cree que esas razones no son suficientes para agredirlo porque las cosas que la dicho son verdad.
Y tampoco lo juzga, porque no es mejor que él.
Al llegar a casa introduce la llave en la puerta y gira para entrar, encontrándose con el pequeño que hace su tarea en la mesa.
─¡Er! ─saluda levantándose de su asiento yendo a donde el nombrado ─¿Cómo te fue?
─Me fue bien, gracias ─responde revolviendo su cabello y camina a la cocina─ ¿Ya comiste?
─Sí, gracias, llegaste temprano.
─Es que me dejarán salir temprano por un tiempo ─miente saliendo de la cocina con una taza con café─¿Te falta mucho para terminar?
─No, ya solo estaba decorando ─afirma volviendo a la mesa ─me da gusto que intentes dejar de fumar.
─¿Por qué dices eso? ─pregunta acercándose y tomando asiento en una silla.
─Dice Richard que no te hace bien, pero ya no tienes ese aroma como lo has tenido los últimos días.
─Ah, claro ─dice dando un sorbo a su bebida para evitar verlo a los ojos ─Anda, termina rápido, debes ducharte y dormir.
─Sí ─accede asintiendo y le presta toda su atención a los márgenes de su libreta, rellenando de diferentes colores ante la mirada de Erick.
Éste sonríe y se levanta de la mesa para ir a la cocina y busca algo que pueda darle a Ben cuando escucha como golpean la puerta llamando su atención.
─Er...
─No te preocupes, ya oí ─interrumpe saliendo de la cocina algo alarmado porque ese vecindario no es precisamente el mejor.
Se acerca a la puerta agradeciendo que la cortina cubre el lugar donde debería haber un cristal pero fue roto la noche anterior, alza un poco la tela y no cree quien es la persona que está del otro lado de la puerta.
─Hola Erick─saluda Joel con la cabeza agachada y sosteniendo un caja.
─Hola ─responde incomodo ─Es tarde, ¿Qué haces aquí?
─Quiero hablar contigo.
─¿Sobre qué?
─Solo, por favor ─insiste suspirando y alza en contenedor─traje pizza.
─¡Pizza! ─grita Benjamín desde la mesa asustando al ojiverde.
Erick rueda los ojos y abre la puerta con resignación dejando entrar al mayor, no está seguro si sea una buena idea tomando en cuenta que no está solo pero no piensa bajar la guardia.
Joel entra y Er cierra la puerta, el niño presente se paraliza al ver que se trata del mismo chico que lo asustó la noche anterior, detalle del que Erick se dio cuenta.
─Él es Joel ─presenta haciendo que el alto lo siga ─es, de quien te había hablado.
─¿En serio? ─pregunta abriendo sus ojos de más — Er me ha hablado de ti.