Un reencuentro solitario, una luz menguante, un frío soplido del viento y sus labios, tan próximos, tan provocadoramente cercanos a los suyos, lo mantienen a la expectativa de un algo que desea revivir, de algo que necesita reconsiderar, entonces se resiste.
Con la mirada fija en aquel azul profundo, con la cintura invadida por aquel par de manos aventureras y el pulso llevado a sus extremos, las palabras empiezan a perder significado, no solo en su mente, sino también en su boca.
Ninguno dice nada todavía. Ninguno pretende, al parecer, decir nada en lo absoluto: son solo las miradas las que gritan, las que reverberan mensajes indescifrables en códigos cósmicamente misteriosos.
Entonces el silencio se apaga y la luz del príncipe se enciende como un faro en la, todavía, tenue oscuridad.
–¿Has considerado lo que dije? –le pregunta Caleb inclinando la cabeza hacia él. La diferencia de altura le fascina.
–Eso trato, pero... –musita Jeremy haciendo un intento por zafarse de aquellas manos. No lo consigue.
–¿Diana? Ya lo noté.
–Lo siento –dice Jeremy alzando la mirada, enfrentándose a esos ojos azules una vez más sintiendo un ligero temblor recorriéndole el cuerpo entero.
Caleb lo nota, lo siente, lo comparte.
El nerviosismo, la vergüenza, la indecisa idea de estarse y no hacerlo, de continuar con el momento y extenderlo lo más posible a la vez de querer cortar de una con todo y hacer como si nada hubiese ocurrido nunca.
Pero sus miradas se buscan. Sus ojos azules buscan aquel par de brillantes estrellas, ocultas tras los párpados de tan indescriptible personaje.
Y Jeremy se rehúsa, en su interior, a caer de nuevo en el truco previo al beso, aunque desea, con locura, una repetición, una prolongación indefinida del beso primero, una extensión eterna de lo sentido llevada a extremos incalculables y sobrehumanos.
Lo quiere ahí. Lo quiere a él. Y se rehúsa a quererlo enserio. Se rehúsa a sentirlo enserio: pero lo inevitable tiene cara, nombre y apellido. Lo inevitable lo mira con ojos azules.
–Creí haberte dicho que ya había sido suficiente –dijo Jeremy apartando la mirada; –Que ya, que se acabó. ¿Acaso no entendiste?
–No, no entendí un carajo esa vez y ahora tampoco –responde Caleb con impaciencia; –¿Qué quieres que entienda? Me dices que me olvide de esto y tú muy tranquilo entre mis brazos ¿Cómo esperas que entienda nada si ni tú te entiendes?
–¡Ya, cállate!
–¡No!
Y se miran de nuevo, con una rabia falsa en las miradas, con los cuerpos más próximos que antes, con los labios demasiado cerca, demasiado.
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Sensible e insensato -Privilegio- ©
Teen FictionProyecto-Sunflower (2019) -LIBRO III- Las vacaciones han terminado y un nuevo año escolar los ha llevado de vuelta al lugar del primer encuentro. Después del primer beso, Caleb se armará de un valor muy torpe para enfrentarse a Diana e ir en busca d...