Se le haría demasiado complicado el deslindarse de la cama la mañana siguiente. En su piel, en sus labios, todas las sensaciones dejadas por el muchacho de la cabellera nocturna seguían tan latentes, tan vivos que, creía, estar todavía entre sus brazos.
Había pasado gran parte de sus horas de sueño luchando a contracorriente de un río de lágrimas que llevaban 'contradicción' por nombre.
Lloraba porque desconocía todavía la fuerza de su propio impulso, ese que, muy a pesar de sus palabras, de sus intenciones de dar por muerto el asunto, no logró reprimir al momento de aferrarse a la figura de Caleb antes de su partida.
Estaba arrepentido de todo y de nada a la vez. Estaba, también, conflictuado respecto a lo que, de verdad, le decía su corazón, porque no lo entendía en lo absoluto, no se entendía para nada.
¿Indecisión? No.
¿Entonces qué era?
¿De qué se trata semejante quebranto de la cordura, su cordura, si también empezaba a perder los estribos ante sus propias decisiones?
¿Sería, acaso, un asunto de miradas, de palabras a medio decir, a medio callar? ¿Acaso sería, simplemente, una insoportable verdad reprimida que intenta dejar atrás las cadenas que le atan?
Lo habría pensado durante el tedio del mal dormir. Lo pensaría, también, de camino al instituto y se le volcaría la vida entera, junto con sus nervios, luego de toparse con Caleb, frente a frente, a mitad del pasillo. Contuvo las palabras como no pudo contener sus miradas, porque lo buscaron.
Ahí estaban esos ojos azules, profundos, mirándolo como el día anterior, recorriendo las veredas de la memoria y recobrando, fragmento a fragmento, lo sucedido, pero manteniendo las voces en secreto, como debería ser.
Minuto de silencio.
Minuto eterno de miradas que discuten, que luchan, que se agreden como buscando enmarcar un terreno invisible en el nombre de un alguien o un algo imposible.
Entonces Caleb sigue de largo, no sin antes dejarle un mensaje claro, uno fácilmente deducible, descifrable, al deslizar, muy tiernamente, la yema del dedo índice de su mano derecha por el costado derecho de su rostro, hasta la barbilla.
Los nervios de Jeremy se harían pedazos todavía más.
Un pesado suspiro se escapa de entre sus labios mientras ignora, debido a la presión, las miradas de los pocos que le rodean, de los pocos que han presenciado el inusual saludo, la inusual respuesta.
Samuel, desde la escalera al fondo, había quedado sorprendido, no por el saludo de Caleb, sino por la respuesta generada, tan solo en gestos, por Jeremy.
¿En verdad algo había entre ellos y él no se había dado cuenta? ¿En verdad un secreto tan grande permaneció a la vista de todos y es, apenas, ahora que se dan cuenta?
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Sensible e insensato -Privilegio- ©
Teen FictionProyecto-Sunflower (2019) -LIBRO III- Las vacaciones han terminado y un nuevo año escolar los ha llevado de vuelta al lugar del primer encuentro. Después del primer beso, Caleb se armará de un valor muy torpe para enfrentarse a Diana e ir en busca d...