El linaje Black persistirá con la llegada de Ephraim Black, el pequeño hijo de Jacob Black. Un auténtico varón quien ha llegado para salvar el linaje Black y quien lleva el mismo nombre que el antiguo jefe de la tribu, en su honor. Él es su legado...
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Pasaban de las once de la noche y Ephraim aun no llegaba a casa. Esta era una de las cosas que más odiaba de Jacob y sus informalidades, podrías decirle mil veces porque nuestro hijo debía acostarse temprano y siempre iba a terminar mandando al carajo todas mis indicaciones.
Después de cenar opte por darme una buena y larga ducha solo para así ver pasar el tiempo e intentar distraer mi mente y por consiguiente mi frustración, Ephraim tenía clases por la mañana y era un día importante porque estaba atravesando semana de exámenes... Pero claro eso a su necio padre no le interesaba. Me envolví en las mantas de seda que mi madre me había regalado en mi último cumpleaños y me acurruque en la esquina del nuevo sillón que había adquirido en una de esas tiendas departamentales excesivamente caras, realmente nunca había sido una de esas chicas materialistas pero mi trabajo me permitía darme ciertos lujos para así poder acondicionar mi casa y hacer que al menos vivir en La Push fuera menos horrible. Jugueteaba con mi móvil y ansiosamente hacia repetidas llamadas al teléfono de Jacob. No sé porque insistía en llamarle, jamás cargaba consigo el móvil seria más sencillo comunicarme con Renesmee pero prefería no hacerlo porque precisamente ella no era de mis personas favoritas.
—Jacob, necesito a Ephraim pronto en casa. Es tarde y mañana tiene exámenes.
Deje ese último mensaje de su buzón cuando la puerta se abrió estruendosamente. Jacob sujetaba a Ephraim de los pies y hacían ruidosos gruñidos, enseguida me puse de pie con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Sujetando la manta sobre mis hombros y con tono de descontento observe a mi hijo quien no portaba ningún tipo de sudadera o abrigo, negué molesta antes de dirigirme a él.
—Es una broma Jacob? ¿Dónde está su suéter? ¡Estamos en invierno! —hice un ademan de fastidio llevándome las manos a la cabeza mientras me dirigía a ellos—.
—¡Mami, Nessie y papá me llevaron al prado! Y no vas a creer esto... ¡Vi un venado y era inmenso! —gritaba efusivamente Ephraim mientras se incorporaba sobre sus pies —.
—¿Fuiste al prado? ¿A estas horas? -solté mientras le dedicaba una mirada a Jacob —.
—Si... —susurro el pequeño —.
—Será mejor que vayas a la cama —le avise señalándole su habitación —.
—¿Estás enojada? —susurro con un semblante preocupado—.
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