El linaje Black persistirá con la llegada de Ephraim Black, el pequeño hijo de Jacob Black. Un auténtico varón quien ha llegado para salvar el linaje Black y quien lleva el mismo nombre que el antiguo jefe de la tribu, en su honor. Él es su legado...
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Habían pasado siete días desde que Ephraim se mudó a casa de Jacob, su padre. Siete días que parecían años, el niño no había concebido el sueño y apenas comía, estaba demasiado afligido.
Renesmee había preparado una habitación especialmente para el niño y aunque todos habían reunido esfuerzos para hacer de este cambio lo menos drástico posible, habían fallado. El abogado aun estaba solucionando el asunto de las visitas así que Ephraim no había visto a su madre desde que salió de su casa. El niño estaba inquieto, abrumado e irritable.
Jacob había salido de Forks por unas piezas para el automóvil que estaba trabajando. Desde que su hijo paso a vivir junto a él, se había tomado un descanso de las vigilias nocturnas y los patrullajes con la manada con el fin de hacerle el proceso de adaptación más fácil a su pequeño.
—Eph no comió nada en todo el día. No quiere salir de su habitación.
Fue lo primero que escucho Jacob apenas cruzo el umbral de su casa, se tallo el rostro con ambas manos y su esposa inmediatamente se acerco para consolarlo.
—Tranquilo cielo, veras que pronto terminara acostumbrándose —susurro Ness mientras lo abrazaba por la espalda.
—Iré a verlo —dijo Jacob por lo bajo zafándose del agarre de su esposa.
De grandes zancadas el licántropo camino hasta la habitación del niño, se detuvo junto a su puerta y golpeteo suavemente con su puño.
—¿Puedo pasar? —cuestiono suavemente Jacob.
—No —respondió secamente el pequeño.
Jacob soltó un pesado suspiro y sin más opto por entrar. La habitación tenia todas las cortinas cerradas y Ephraim estaba acostado sobre la alfombra del piso porqué según él la cama era bastante incomoda a pesar de ser sumamente costosa. El moreno camino hasta su hijo quien se encontraba acostado boca arriba sobre el piso.
—¿Por qué no comiste? —cuestiono dulcemente Jacob mientras se recostaba de la misma forma junto a su hijo.
—No me gusta la comida que hace Renesmee —rezongó mientras se cubría el rostro con una almohada.
—Ness hizo pizza porqué sabia que era tu comida favorita —dijo Jacob colocándose de lado para poder observarlo mejor.
—Pues no me gusta su pizza.
Jacob pestañeo varias veces un tanto abrumado, soltó un ruidoso suspiro y volvió a ponerse boca arriba.
—Tienes que comer enano, llevas siete días sin alimentarte correctamente... —añadió cálido el lobo.
—No tengo hambre —protesto Eph, con fastidio.
—Bien, si no quieres comer no lo hagas, pero deberías tratar de dormir, tienes unas ojeras terribles —dijo mientras se ponía de pie para observar desde ahí a su hijo.
