El linaje Black persistirá con la llegada de Ephraim Black, el pequeño hijo de Jacob Black. Un auténtico varón quien ha llegado para salvar el linaje Black y quien lleva el mismo nombre que el antiguo jefe de la tribu, en su honor. Él es su legado...
Estuvieron fundidos en uno solo hasta que sus cuerpos no le permitieron más, era de esperarse, después alcanzar el clímax seis veces de forma ininterrumpida, cualquiera estuviera hecho trizas, incluso los metamorfos. La azabache se acurruco en el pecho del moreno mientras sus dedos se paseaban de formo cautelosa por los tatuajes de su brazo, la temperatura debía ser un congelador afuera de la casa, pero en ese momento no había sitio más cálido que junto a Jacob, aun en sus diminutos pantis y esa camiseta desabotonada nunca había estado más cómoda.
Jacob observaba el techo de la casa, pensativo. Zendaya no se intrigaba por su silencio, permanecía atenta a los movimientos de sus dedos que bailoteaban sobre la tersa y preciosa piel del licántropo. Inesperadamente, Jacob tomo la mano de la humana, obteniendo su total atención. Se miraron a los ojos un par de segundos, con una enorme sonrisa que expresaban lo felices que se sentían en ese momento.
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—Siempre me volviste loco —susurro mirándola atentamente. —pensé que, de alguna manera, después de tanto tiempo, algo había cambiado... Me equivoque.
Ella se limitó a sonreírle coqueta, presumiendo los peculiares hoyuelos de sus mejillas.
—Ze —susurro, repentinamente serio.
La castaña intuyo lo que se avecinaba, ella quería evitar a toda costa ese momento, el momento de hablar con seriedad, el momento de tener que volver a la realidad. Pestañeo con pesadez.
—No digas nada... —susurro, acercándose más a su rostro.
—¿Por qué no? —mascullo apenas audible, soltando un leve jadeo ante la cercanía de ella.
Zendaya acerco sus labios y comenzó un largo beso que se alargo demasiado. No era un beso arrebatado como los anteriores, era un beso tierno, un beso singular. Jacob permaneció con los ojos cerrados aún después de que ella terminará de besarlo.
—¿Qué estás pensando? —cuestiono al observarla.
—En nada, solamente estoy disfrutando el momento... ¿Tu en que estás pensando?
—En ti —respondió veloz y con seguridad.
La castaña se montó ágilmente sobre él, dejando que su camisa desabotonará dejará lucir fugazmente sus senos. Jacob se estremeció al verla.
—¿Que es lo que piensas sobre mí? —cuestiono intrigada, elevando una ceja coqueta.
—Pienso que eres hermosa —soltó mientras sus manos apretaron los glúteos de ella.
Zendaya empezó a menearse sobre él, provocando que la entrepierna de Jacob creciera. Con un jadeo, la tomo bruscamente del cuello obligándola a besarlo con fiereza. Ella, obediente, correspondió el beso al mismo grado de brusquedad, tomándolo del cuello con desesperación. Pronto sus centros se encontraron de nuevo, él había optado por destruir -otra vez- sus pantis y no retrasar más el encuentro. Ella empezó a cabalgar, totalmente extasiada. Jacob se sentó para poder observarla mejor y entonces, sus emociones florecieron ante la ardiente situación.
