365 ROSAS (JENLISA)

21.- Sexo por odio o hacer el amor

(Escuchar kiss it better de Rihanna, yo sé lo que les digo 😉😏)

POV LISA:

Así continuamos hasta que en un grito, Jennie llegó al orgasmo, sin temor a equivocarme, le había dado uno de los mejores de su vida.

Sin soltar mis hombros ella agacha la cabeza y la descansa en uno de ellos.

Cuando hizo eso, yo instintivamente la abracé con fuerza. No se de que, pero quería protegerla, quería que se sintiera cuidada y amada. Si, muy amada.

Empecé a acariciar su espalda y cabello, pensé que esa sesión de sexo caliente se había dado por terminada.

Pero qué equivocada estaba, Jennie solo estaba recobrando el aliento.

En un movimiento rápido y hasta brusco se zafó de mi abrazo y se levantó.

Me ordenó con su voz firme y sexy: — Recuéstate en la cama.— yo me arrastre de espaldas y me subí más arriba en la cama. Me miraba aún con esa lujuria desbordante, bajando mis bragas hasta que cayeron al piso.

Tomó mi pierna, se agacho hacia mi y empezó a darme primero pequeños besitos por la parte interna de esta, yo estaba gimiendo con cada uno de ellos.

Hizo que levantara mis caderas del colchón para acercar más mi sexo a su rostro.

Seguro pensó que ya había sido suficiente dulzura, y de pronto me pego una buena nalgada, yo grité no sé si más de dolor o excitación.

Y ella me dio media sonrisa pervertida.

Hizo que de nuevo bajara mi pelvis y acomodara mi trasero contra el colchón.

Y bajó, fue hasta mi sexo, observándolo, besándolo, después chupándolo, lamiéndolo, mordiendo y saboreando.

Por Dios que cada cosa que hacía me volvía loca. Sinceramente ya casi olvidaba lo que era sentir un orgasmo tras otro.

Ella movía su lengua a intervalos, a veces rápido, después lento. A veces me hacía sufrir y retiraba sus labios de mi clítoris, hasta que yo la mirara con ojos suplicantes y volvía a su trabajo.

Ella me estaba haciendo totalmente suya.

Así como hace un momento yo la hice totalmente mía.

Estaba casi sin respiración, cuando sentí mi último orgasmo, ella levantó la cara que antes estaba en mi entrepierna y me miro tan sensualmente que me derretía, subió por mi vientre besando cada parte de mi cuerpo.

Yo estaba exhausta pero feliz.

Se detuvo en mi cuello para besarlo y morderlo, para unos momentos después parar.

La sentí sobre mi cuerpo y esa sensación era la mejor que había tenido en mucho tiempo.

El calor de su cuerpo contra el mío, era tan reconfortante que todo el dolor que había pasado ya no parecía importante.

Ella levanta un poco la cabeza para mirarme a los ojos, no logro descifrar qué es lo que miro en ellos.

Solo lo entiendo, cuando siento que con sus piernas ella abre las mías para quedar ella en medio.

¡Por Dios!, ¡Esta mujer quiere más acción!

Empieza a mecerse sobre mi, cuando su sexo y el mío están en perfecta unión, primero lenta y mesuradamente, después con un poco más de rapidez.

Ella baja su mano derecha para acariciar mis partes, en especial mi clítoris.

Estoy jadeante, siento que estoy alucinando por la sensación tan deliciosa que estoy sintiendo.