42.- ¿Que tengo que hacer?

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POV JENNIE

Pasamos unos días maravillosos, donde no puedo describir lo inmensamente feliz que me sentía, Lisa como siempre cuido de mi, me dio mimos y además me hizo sentir la mujer más afortunada del universo.

Lisa siempre sabe cómo hacer que me enamore más y más de ella, la amo tanto, pero tanto, tanto que aún que no lo quisiera mis ojos seguirían desbordando amor por ella.

Sin embargo teníamos que volver a casa tarde o temprano, ya que además tenía asuntos pendientes con el representante de mi estudio de danza, ya que quería que buscara un agente que me manejara más personalmente, debido a que por mis últimas presentaciones empezaron a querer contratarme para varios proyectos.

Estaba muy nerviosa debido a esto, pero también feliz, por fin estaba logrando hacer crecer mi carrera como bailarina, me sentía orgullosa de mi misma, pero a la vez muy inquieta.

Además de regreso a casa tenía no sé, un tipo de mal presentimiento, lo cual no evito que en el camino de regreso jugueteáramos y riéramos cuál un par de locas.

Estábamos con la mejor actitud para continuar con nuestro día a día, el volver a la cotidianidad en ese momento no nos preocupaba, pues estábamos seguras que juntas podríamos salir adelante de lo que se presentara.

Lisa estaba correteándome por la entrada de la casa con un par de maletas en las manos, mientras yo corría con su cámara fotográfica colgada a mi cuello, todo comenzó por que le mostré las fotografías que le había tomado mientras dormía a lo largo de nuestro viaje, así que soltó las maletas y me acorraló contra el sofá de la sala principal.

Estaba sobre mi intentando quitarme la cámara, yo comencé a tomarle más fotos, ella riendo hizo a un lado la cámara y me da un beso, para callar mis risas.

Estábamos en eso cuando detrás del sofá se escuchó como alguien se aclaraba la garganta.

Me incorporé de inmediato, mientras observaba la cara de confusión de Lisa.

Justo cuando estaba por darme la vuelta para ver quien era, Lisa dijo, — ¡Mamá!, ¿mamá qué haces aquí?.— A lo que su madre contestó, — ¡Parece que no te alegra mirarme!.— Lisa respondió, — No mamá, cómo crees, me alegra mucho verte.— Y sonriente se fue a abrazarla.

Me sorprendió mucho la presencia de la señora debido a que hasta donde yo sabía estaba muy lejos, realmente no sabía ni donde, lo que si sabía es que por algo Lisa no me había dado mayores detalles.

El día transcurrió tranquilo, nada fuera de lo normal, la señora nos cocinó la comida favorita de Lisa y después las deje platicar a solas, ya que supuse tendrían cosas de que hablar.

Ya para la noche salimos a cenar y todo relativamente tranquilo. Digo relativamente por que pude notar cierta tensión entre mi suegra y Lisa después de que las deje hablando a solas por la tarde.

Regresamos a casa y justo cuando estaba por despedirme para subir a cambiarme, la señora hablo diciendo, — Antes que se retiren necesitamos hablar todas. — Asentí pero le dije que me dieran minuto pues ya no soportaba los tacones que llevaba puestos.

De camino a la habitación como buena paranoica que soy empecé a alucinar cosas.

Siempre supe que no soy lo que mi querida suegra hubiese querido para su hija, no soy su persona favorita, debido a que gracias a mi su hija dejó su casa y la protección y estatus que su padre le daba, además de que notaba que en el fondo me odiaba secretamente pues creía que yo fui la culpable de que su hija y su marido tuvieran más desencuentros.

365 ROSAS (JENLISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora