8.- Reencuentro

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POV LISA:

Es el día número 28 desde que empecé a dejar las rosas.

Esta mañana amaneció un tanto nublada y fría, por lo cual me quede en la cama un poco más de lo habitual.

Empecé a pensar mil cosas, pero de entre todas la más especial es la del día en que nos dimos nuestro primer beso.

Recordé lo nerviosa que estaba y como temblaba entre los brazos de Jennie.

Recordé cómo era también un día un tanto frío, y como al quitarme la chaqueta y querer ponérsela, casi caigo sobre ella, o bueno, eso fue hasta cierto punto lo que quise que ella creyera jaja.

Sinceramente si me tambalee un poco pero exagere el movimiento para quedar más cerca de su rostro, el problema fue que cuando eso pasó, ya no supe qué hacer y me quede congelada.

Lo bueno es que Jennie tuvo el valor y me besó primero.

Aún puedo sentir esa sensación en mi cuerpo que me hizo caer rendida ante sus pies, con el toque de sus labios y de sus manos sobre mis mejillas.

Y cuando yo pude sentir su calor al abrazarla tanto por debajo de mi chaqueta como de la de ella.

Esa sensación la voy a llevar hasta el día que muera, pues fue la primera vez que me sentí como en casa, simplemente estando entre sus brazos, con sus besos y caricias.

Se lo dije y cumplí, por ella me convertí en una mejor persona, por ella deje toda mi soledad y tristeza, al igual que la sensación de vacío que no pude llenar ni con todo el dinero, ni todos los excesos que viví antes de conocerla.

Con todos esos pensamientos rondando mi cabeza me levanté de la cama y me dije a mi misma que hoy sería el día, que ya no esperaría dos días más para presentarme ante ella.

No sabía bien cómo iba a hacerlo, lo que sí sabía es que seguramente ella no reaccionaría de una manera positiva.

Lo merecía, sabía que había hecho mucho daño, sin embargo estaba dispuesta a pagar por ello.

Me vestí lo mejor que pude, me empezaron a llegar los nervios, sabía que ese día no tenía pinta para ser el mejor, pero si para un reencuentro.

Camine al coche y me puse en marcha, pase a la florería de siempre y compré la rosa.

La verdad es que iba a una velocidad más bien lenta, no sabía como presentarme, aún que en mi mente ya lo había vivido mil veces, no sabía cómo sería en realidad.

Jennie tiene un carácter bastante extraño, como podría darme un buen bofetón y correrme, podría que se limitara a llorar e irse sin decir nada, lo único que sabía es que en cualquier forma ella reaccionaría herida.

Eso me ponía triste, pero era necesario en este momento.

Sabía que ese día temprano ella saldría a un parque cerca de donde vivía, ya que junto con varios compañeros hacían un poco de yoga y meditación.

Supuse que después de eso ella vendría un poco más relajada, cosa que me ayudaría a que reaccionara un poquito más favorablemente.

Me paré como a unos cien metros de donde ellos estaban, muy a penas alcanzaba a distinguir cuál era ella.

Pasó media hora y terminaron, se despidieron y cada uno tomó su rumbo.

Yo me empecé a hiperventilar un tanto, pero intenté calmarme lo mejor que pude.

Ahí estaba ella, caminando a escasos veinte metros de mi. Con la capucha de la sudadera puesta.

Venía atenta a su celular, supongo que buscando alguna canción pues se había puesto los audífonos.

Camino más y cuando está a dos metros me pare frente a su camino.

Ella levantó la vista e hizo una mueca de sorpresa e incredulidad.

Yo estaba parada frente a ella con la rosa entre las manos, pero la mantenía detrás de mi cuerpo.

No acerté más que a decir cómo en un susurro: — J-Jennie...—

Ella se paró en seco y me miro confundida, yo tragué saliva y empecé a hablar: — Hola, ¿cómo estás?. Cuánto tiempo sin verte, pero te ves aún más hermosa que la ultima vez...— pensaba seguir con mi discurso cuando me paró en seco y me dijo: — ¿Que te pasa? ¿Como te atreves?, te das cuenta de lo qué pasó la ultima vez que nos vimos, y aún así vienes y me hablas, así tan fresca. ¿Sabes que Manoban? ¡Púdrete en el infierno!. —

No pude decir nada más por que se puso los audífonos y siguió su camino golpeando su hombro contra el mío como si yo le estorbara.

Ni siquiera me dio la oportunidad de decir algo más, pero tal vez había sido lo mejor, pude ver en sus ojos tanto rencor, odio y resentimiento. Que si se entera que soy la persona de las rosas, seguro me pone orden de alejamiento.

Y no quiero eso, yo lo que quiero es estar con ella, aún cuando la verdad es que no se bien cómo voy a hacerlo, soy tan torpe.

No lo quiero arruinar aún más, así que haré que la rosa llegue de alguna otra manera a sus manos este día.

No sin antes mandarle un beso con ella.

POV JENNIE:

Otro día más arruinado por esa mujer. No sé hasta cuando me va a seguir dañando.

Esperaba jamás volverla a ver pues según esto se había ido muy lejos para no volver.

Pero veo que como siempre, no puede mantener sus promesas.

365 ROSAS (JENLISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora