35.- ¿Se pueden reparar los daños?

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POV JENNIE

Ese día al marcharme de la casa de Lisa, estaba sumamente enojada y sinceramente no me importaba lo que tuviera que decirme, o que había detrás de su compromiso, lo que no entendía es por que no me había dicho nada si ya habíamos llegado tan lejos.

Se que claramente tampoco es que hayamos tenido tanto tiempo para hablar, pero el día anterior pudo hacerlo cuando me contó lo de su padre y lo que había pasado en todo este tiempo que estuvimos alejadas.

Llegué a mi casa aun molesta, así que decidí tomar un baño caliente para relajarme, cosa que hasta cierto punto logré.

Al salir de la regadera escuché como tocaban a mi puerta, y efectivamente era el chico que me entregaba las rosas, con dos de ellas entre sus manos, el sonriente me dijo, — Bueno hoy le traigo dos, por que quien se las envía me mando un mensaje diciéndome que ayer usted no estaba en su casa, y que mejor se la entregara cuando la viera, hoy no me dijo nada, pero supuse que estaría bien si venía y se las entregaba juntas. — A lo que no contesté nada y con cara de pocos amigos solo le di las gracias y cerré la puerta.

Supongo que a él, le a de haber parecido extraño, ya que generalmente las recibo amablemente y hasta feliz en algunas ocasiones.

En fin, tampoco iba a darle tanta importancia, y continué con mi día normalmente, sin embargo llegó la noche y al pasar de la cocina a mi recámara para proceder a hacer mis cosas y dormir.

Vi sobre la mesa esas dos rosas, entonces mil pensamientos empezaron a invadir mi mente, lavé mis dientes y me puse la pijama pensando en que quizá había cometido un gran error al marcharme sin dejar que ella me dijera que estaba pasando, pero a la vez, que más quería saber, si lo había visto y escuchado todo.

O tal vez solo escuché lo que quise escuchar...

Al día de hoy, ya han pasado 8 días desde qué pasó todo lo de Lisa y su prometido, y cada día qué pasa estoy más arrepentida, me convenzo más de que cometí un gran y estupido error, no sé por qué me cegué tanto y no la escuché antes de provocar todo este drama.

Ella me ama, eso aún que lo quiera negar, lo sé perfectamente, pero ahora el gran problema es que no sé cómo pedirle perdón.

Yo la dejé, sin importar nada, y regresar así como si nada tampoco era lo que quería.

Lisa se merecía el mundo, se merecía lo mejor y sin embargo, aquí estoy solo yo, un manojo de orgullo, e incomprensión.

Tenía mucho que mejorar en mi, pues Lisa a pesar de todo, siempre intenta que la mejor versión de ella misma alegre los días de los que la rodean, con su luz y su hermosa sonrisa que ilumina al universo entero.

Ella es la imagen perfecta de la dulzura, de la belleza y de todo lo bueno que puede existir, ella es tan maravillosa, que quisiera que todo el mundo lo supiera, y que mis palabras y pensamientos no murieran conmigo, ni siquiera con nuestra existencia humana, que todos los seres vivientes de este o cualquier otro universo, supieran cuan profunda y deslumbrante es la pureza de mi pequeña Lalisa, el amor de mi vida.

Quizá, aquí la única que no la merece soy yo...

Quizás mi estupidez me haría perderla para siempre, quizás no hoy, tal vez más adelante, cuando se me ocurriera una nueva forma de arruinar lo bello de nuestra relación.

365 ROSAS (JENLISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora