Capitulo 51

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Narradora:

Martin: carajo-- bufo molesto y se separó de Diana, ella soltó una risita-- que.

Diana: tu amigo desperto-- bajo la mirada y se mordió el labio.

Martin: eso tu lo provocas mi amor-- acarició su mejilla.

El timbre sonó unas tres veces mas, Martin puso los ojos en blanco, menio la cabeza de lado a lado y se acercó a besar los labios de su esposa.

Martin: te amo, ahora regreso para que termines tu trabajo, voy-- respondió por los tres toques desesperdos de la puerta-- quién carajos sera-- dijo cuando llegó a la puerta y se acomodo a su amigo en sus pantalones y abrió la puerta.

Barbara: hola Martin--se acercó a Martin y dejó un beso en su mejilla, pero Martin se apartó.

Martin: que haces aquí.

Bárbara: bueno veníamos a invitarlos a almorzar con nosotros.

Martin: gracias pero no gracias, será en otra ocasión.

Bárbara: pero porque no.

Martin: mi esposa esta cansada y...

Bárbara: bueno pues Diego también está cansado así que podemos salir a almorzar tu y yo juntos.

Martin: gracias, pero es mi luna de miel, no es ningun viaje de negocios el viaje es con mi esposa, así que gracias.

Bárbara: yo estoy igual por el mismo motivo, pero quiero tener el gusto de conocerte, no sé para ser amigos.

Martin: Gracias pero estoy muy cansado por el viaje, así que creo que será para otra ocasión.

Bárbara: ok, entonces mañana los esperamos a desayunar en el restaurante.

Martin: si, gracias, adiós-- cerró la puerta con seguro y corrió nuevamente hacia el balcón pero ya no estaba Diana, el se quedó quieto, Martin regresó a la habitación.

Diana: Martin-- la busco con la mirada, ella estaba en el marco de la puerta con sus pechos al aire-- pensé que querías ducharte, antes de ir a la cama--con sus dedos torcia un mechon de su cabello, mientras se mordía el labio.

Martin avanzó hacia ella mientras se quitaba sus prendas, su playera y sus pantalones, junto con sus boxers, entró y ahí estaba su esposa de espaldas y desnuda, Martin entró y se acercó por detrás y empezó a besar su cuello, Diana gemia.

Diana: creí que querías ducharte-- habló con la respiración pesada.

Martin: pero prefiero primero la cama y después ducha-- apego su pene al cuerpo de su esposa, haciendo que ella soltara un gemido-- Te gusta pequeña.

Diana: mmm.

Martin: quieres mas-- siguió apegando más su pene a ella-- Lo quieres ya.

Diana: Martin-- ella paso su mano hacia tras y tomó su pene junto sus testículo y apreto, Martin soltó un gemido.

Martin: pequeña traviesa-- su respiración ya era pesada.

Diana se dio la vuelta y empujó a Martin hacia la salida del baño, el se acercó a besar los labios de su esposa, al llegar a la habitación, Diana empujó a su esposo, para que éste callera en su cama, Martin se acomodo sobre sus codos y levantó la cabeza al ver a Diana acomodarse entre sus piernas este la miró a los ojos de igual manera que ella a él, Diana tenía una sonrisa coqueta mientras se mordía el labio, quedó en medio de sus piernas, al tener el pene de Martin erecto frente a ella, lo tomo en sus manos y empezó a bajar y subir el  pene, haciendo que su esposo gimiera de placer, después de ver como el señor Garritsen hacia su cabeza hacia tras en señal de exitacion, Diana decidió dar el primer paso, tomó su pene y pasó su lengua por la punta del grande y erecto pene de su esposo, Martin soltó un gemido agudo, Diana soltó una risista en señal de satisfacción por hacer sentir bien a su esposo.

Martin: bebe, por favor.

Diana: que pasa... Daddy.

Martin: te nesesito ya.

Diana: ok--dicho esto, metió el pene de su esposo a su boca, provocando que Martin soltara un gemido agudo y fuerte.

Diana siguió con su trabajo de mete, saca, Martin gemia de placer, Diana sonrió, dejó que su saliva callera por toda la longitud de Martin, mientras la punta estaba en su boca el resto era trabajado por sus manos, Martin hacia la cabeza hacia atrás, Diana siguió con un espectácular trabajo hasta que Martin se corrió en su boca, Diana se trago todo y Martin gimió al sentir que succionaban su pene.

Martin: gracias bebe-- se levantó rápidamente y cargo a Diana en sus brazos, pasando sus manos por trasero, la recostó en la cama suavemente, tomó un preservativo y lo coloco en su pene y sin pensarlo entró en ella, haciendo que su esposa soltara un gemido agudo y fuerte, Martin sonrió, sus penetraciones empezaron, suaves y lentas.

Diana: más-- pasó sus manos a su espalda y rasguño.

Martin: más que bebé-- sus penetraciones eran las mismas.

Diana: más, más quiero más Daddy-- su respiración era más pesada.

Martin: esta bien, preciosa-- las penetraciones de Martin iban subiendo de nivel, eran aún más rápidas, Diana bajó sus manos hacia el trasero de Martin, aparentandolo-- tanquila cariño-- mordió el óvulo de su oreja y las penetraciones eran más rápidas cada vez más.

Martin llegó a su segundo orgasmo, ambos gimieron el nombre del otro, Martin sonrió y beso a su esposa, salió de élla y la cargo en sus brazos.

Diana: que pasa.

Martin: ahora quiero la ducha-- le dedico una linda sonrisa y la llevo a la ducha.

Se ducharon  con besos y caricias de parte de Martin invitó a su ahora esposa a cenar por las calles de República Dominicana, ella aceptó, se vistieron para salir a comer algo:

Se ducharon  con besos y caricias de parte de Martin invitó a su ahora esposa a cenar por las calles de República Dominicana, ella aceptó, se vistieron para salir a comer algo:

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Ambos salieron de la habitación, Martin tomó su mano y la entrelazo, caminaron al elevador, entraron a él y al llegar a recepción, salieron del hotel, ambos empezaron a caminar sin rumbo alguno, no tenían tanta prisa de almorzar, querían conocer e...

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Ambos salieron de la habitación, Martin tomó su mano y la entrelazo, caminaron al elevador, entraron a él y al llegar a recepción, salieron del hotel, ambos empezaron a caminar sin rumbo alguno, no tenían tanta prisa de almorzar, querían conocer el país por si solos, Martin pasó sus brazos por los hombros de Diana, ambos estaban más que contentos por heber unido sus vidas, llegaron a un pequeño lugar, no era muy costoso pero era cálido, lindo y acogedor, entraron y buscaron una mesa, tomaron asiento, el mesero tomó su orden y se fue, ambos charlaban animadamente, hasta que una voz los sacó de su comodidad.

Sugar GarrixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora