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Y o o n g i




Luego de esa escena, a la cual nadie presto atención, di por finalizada la muestra y me fui antes de ver a Jungkook a los ojos.

Llegué a casa a media noche, mi cabello y abrigo eran cubiertos por una capa de nieve que una vez entre al edificio comenzó a derretirse. Marqué el tercer piso en el elevador y conforme este subía me sentía aterrado. Lo último que deseaba era tener una discucion con Hoseok. Pero, realmente no estaba seguro de que estuviera aquí. Cabía la posibilidad de que haya vuelto a la clínica veterinaria. Lastimosamente no sería la primera vez.

A veces me asustaba el camino que ambos habíamos elegido. Él como doctor y yo un artista tan ocupado.

Sí, sabíamos que no sería fácil para ninguno pero fue una promesa que nos hicimos. Estaríamos siempre juntos.

Pero ahora mismo me preguntaba cuánto tiempo es realmente eso.

Las puertas del ascensor se abrieron frente a mí y tuve que ser valiente para dar el primer paso. Todo estaba en un rotundo silencio. Busqué las llaves en mis bolsillos y cuando mis dedos dieron con ellas acerqué el metal a la cerradura de la puerta. Dentro el ambiente parecía aún más frío que afuera en las calles, eché un suspiro corto y volví a cerrar la puerta detrás de mí. Por un momento supuse que Hoseok no estaba en el departamento pero fue hasta que vi una copa sobre la mesa de la sala con restos de vino y, debajo, un florero roto con restos de tierra pero ninguna sola flor.

Hoseok amaba las orquídeas, los girasoles y los tulipanes, siempre lo ponían feliz.

Eché un vistazo a la puerta de la habitación, la cual se encontraba entreabierta. Fui hacia allí y antes de dar un paso dentro escuche un sollozo frágil; me derrumbe una vez más y caí dándole la espalda a la pared.

—Lo lamento —dije fuerte y claro, esperando que Hoseok me oyera—. Lo siento, lo siento tanto, Hoseok, perdón.

Me volví a sentir como un niño cuando llevé mi brazo hacia mi rostro para cubrime en lo que dejaba que mis lágrimas y sollozos salieran a la par de Hoseok. No sabía precisamente cuanto tiempo habíamos pasado llorando así, pero si fue un buen rato hasta que escuché la puerta abrirse más y luego sentí un cuerpo junto al mío. Descubrí mi rostro y mire a Hoseok. Sus ojos no eran los mismos de siempre: eran rojos por el llanto y apagados, como si la tristeza lo consumiera. Tragué saliva intentando acercarme a él pero deinmediato tomo distancia.

—Extrañamente no puedo sentirme enojado contigo —confesó y mi pecho volvió a oprimirse—. Pero, aún así, me siento herido, Yoongi. Traicionaste mi confianza y esta relación.

—Hoseok, no se por qué lo hice, no era mi intención que eso sucediera.

—Lo sé, se que jamás me harías daño, pero solo hay una razón para esto.

—Fui un idiota.

—Ya no me amas solo a mí. Yoongi, Jungkook te gusta.

Mi corazón se sintió pesado al escucharlo, tragué saliva una vez más sin encontrar algunas palabras con las que defenderme y recordarle a Hoseok el amor que sentía por él. Simplemente, me quedé en blanco.

—Lo sé, lo note por la forma en que lo miras. Me miraste de la misma forma cuando nos conocimos.

—Hoseok, no es lo que crees. Eres la única persona que ame en mi vida.

—¿Puede ser que me haya convertido en una rutina para ti, Yoongi? —Ahora miro la sortija en su dedo—. Llevamos mucho tiempo juntos, lo entiendo.

—Y pasaría toda una vida contigo.

Moonchild | NamMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora