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Yoongi


Las puertas del ascensor se abrieron frente a mi, di un paso hacia delante, tomé una gran bocanada de aire y lo solté. Apresure mis pasos hasta mi oficina dónde me esperaba una mujer, la cuál por su vestiduras supuse sería mi "secretaria" Kim Jisoo, hizo una larga reverencia para mi y pase a sentarme en mi silla.

––Los documentos ya han sido revisados y sellados, sólo debe firmar, jefe Min.

Tras decirlo dejo una carpeta azul sobre mi escritorio, asenti y Jisoo se marchó, bien sabía que odiaba la compañía innecesaria. Minutos después de firmar y revisar los registros y documentos de la empresa escucho unos toques en mi puerta, alzo la mirada y me encuentro a Seulgi con brazos cruzados y una sonrisa en sus labios pintados de un rojo intenso.

––Cuándo oí que el pequeño Min regresó a la empresa creí que era mala broma por parte del personal ––dijo casi riendo––. Tenía que verlo por mi misma.

––¿Eso es todo? ––volví a concentrarme en los documentos.

––¿Qué te trae aquí? Estaba más que segura que no te volvería a ver por estos lados.

Seulgi avanza, lo sé por los sonidos molestos que producen sus altos tacones, se sienta en la silla frente a mi y comienza un extraño juego de miradas que me pone más que incómodo.

––Eres sorprendente, Yoongi, un enigma en bruto. ¿Qué te llevo a fijarte en Hoseok? Es tan...

––Es humilde, simpático, amable y sonrriente. Es hermoso en cada sentido. Es todo lo que tu jamás seras.

––¿Y eso qué? Tengo dinero, eso es mucho mejor.

––Manten a Hoseok alejado de tus caprichos, él es mío y cualquiera que se atrava a hacerle daño pagará las consecuencias.

Tras escucharme siendo muy claro esperaba que se marchara y me dejara en paz. Lo hizo, por supuesto, pero aquella sonrisa fría me trajo muchos escalofríos en todo el cuerpo. Apenas había comenzando a trabajar aquí y ya tenía este tipo de encuentros.

 Apenas había comenzando a trabajar aquí y ya tenía este tipo de encuentros

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Namjoon

Sentía mi cuerpo super ligero, como si durmiera en una nube, había una extraña y acogedora calidez que me abrazaba y aquello era suficiente para no querer despertar jamás. Unos toques suaves en mi cabello llaman mi atención y me veo obligado a abrir los ojos ¿cuánto hace que dormía?

––¿Jimin?

Me encontré con su rostro muy cerca del mío, sus labios se veían hermosos y sus ojos radiaban. El siguió acariciando mi cabello.

––¿Qué sucedió?

––Te quedaste dormido ––respondió.

Cerre mis ojos, recordando así haber traído a Jimin a casa y luego dormirme.

Moonchild | NamMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora