Se sentía la desesperación, un aura pesada que los envolvía, pero no veían nada, como si esperaba a que se acostumbraran a ese sentimiento, luego vino la ansiedad, querían moverse y gritar, pero no podían, era como estar atrapados en su propia cabeza, aunque en realidad estaban atrapados en la cabeza de México.
Luego vino el dolor, ahora era como estar en un peligro, pero por fin pudieron ver la figura de México en el suelo, el como está tomaba sus cortos cabellos y tenía un semblante de dolor.
Era tan raro verla así, desesperada por escapar de algo que no estaba ahí, pero a la vez quedándose quieta, como para no ser encontrada.
Escucharon el golpe de la puerta, fuerte, desesperante y un grito desesperado.
-¡MAMÁ!- escuchar esa única palabra los lleno de desesperación, sabían que ese sentimiento no era de ellos, que era de México, incluso antes de que la México de los recuerdos se levantará, España e Inglaterra ya habían salido corriendo con dirección a la voz.
Reconocieron el lugar donde se encontraban, era la misma habitación donde se encontraban en la vida real, la habitación de México, luego la vieron correr a ella, tan desesperada como antes habían salido España e Inglaterra y con la misma dirección, el resto de países, paralizados por la sensación solo fueron arrastrados por el recuerdo, y vieron a un chico, probablemente a uno de los estados de México, llorando, agarrándose el pecho y mirando a su madre con desesperación.
USA, preocupado volteo a todos lados para tratar de encontrar a su papá, y lo vio, al lado de España, parados en una esquina del recuerdo.
México bajaba las escaleras a toda velocidad, y antes de llegar al último escalón, ya estaba siendo tacleada por su propio hijo, el pequeño Puebla entre sus brazos.
-Lo lamento, lo lamento tanto-
Su voz estaba rota por todas las lágrimas que salían de sus ojos y en ese momento, sus corazones se rompieron.
México lo abrazaba como si su vida dependiera de ello, ocultando la cara llorosa del muchacho contra su pecho.
-Por favor, no me odies- dijo en un susurro.
Levantó el rostro que ocultaba entre su pecho, para así poder verlo a los ojos, paso suavemente sus pulgares por las mejillas ajenas en un intento de limpiar las lágrimas que surcaban esas mejillas.
-Oh mi pequeño, ¿Cómo podría odiarte? Eres mi hijo-
La voz del mayor también sonaba rota, probablemente por estar llorando.
Puebla trato de volver a hablar, pero su voz estaba tan rota y maltratada por el llano te apenas salió un balbuceo de su boca.
México volvió a regar la cabeza ajena sobre su pecho y le acaricio sus labios cabellos.
-Relajate un poco, ahorita me cuentas todo-
Sintieron como su unos brazos se apretaran con fuerza al rededor de su cintura, y pequeñas unas encajandose en sus costados.
Se quedaron así lo que pareció ser un par de segundos, dónde lentamente los dos dejaron de llorar, pero ahora cortos y sonoros hipidos salían de la boca del menor, su cuerpo temblaba entre los brazos de su madre.
-T-tu no lo entiendes... Yo... Yo- su voz volvió a romperse.
-Recuerda cariño, respira, inhala, exhala-
Puebla comenzó a tratar de respirar de forma lenta y calmada, aunque su pequeño llanto lo interrumpía.
México sabía que el corazón de su hijo estaba roto, roto en cientos de pequeñas partes que eran imposibles de reparar por nadie más que él mismo Puebla, si bien, no le había encantado la idea de que él y París fueran pareja, tampoco había tratado de meterse mucho en ese tema (cosa de la que se arrepentía).
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A Través De Las Memorias
FanfictionAlgo ha pasado con México, nadie lo ha visto, no saben dónde está y eso a varios los preocupa aunque no lo demuestren ni aunque les apuntaran con un arma (USAcof) ¿Dónde está?, ¿Por qué no viene?, Esas y muchas más preguntas recorren la mente de est...