Tranquilidad Antes de la Tormenta

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La palabra confusión estaba prácticamente escrita en las caras de todos, muchas preguntas y pocas respuestas.

Colombia estiro su mano con dirección a quien estaban seguros, era la México real, ya lo escucharía el idiota por hacerlos pasar por todo eso.

Su mano igual que lo había hecho la de 201 choco contra una pared invisible, pero lo hizo de forma suave, solo recargando su mano contra aquel objeto tangible. Sintió una mirada sobre él y movió su cabeza mirando alrededor, agradeció mentamente que todos los demás estuvieran ocupados hablando y discutiendo sobre lo que acaba de pasar como para prestarle atención.

Vio a su (técnicamente) tía, ya que había Sido hermana de su padre, Gran Colombia, ella se veía tan animada hablando con aquellos chicos. Regreso su mirada a su propio lado, dónde todos seguían discutiendo, ahora alzando la voz. Dios, ¿No podían relajarse un segundo? Continuó buscando el origen de su sensación, hasta que, por pura casualidad, noto un destello rojo en esa obscuridad que ahora los rodeaba, pues el recuerdo de un bar tranquilo y música lenta, se había evaporado poco después de que 201 se fuera.

Esos ojos eran pequeños para un adulto, pero bastante adecuados para un niño, cargados de travesura y jugueteria, el dueño de los ojos pareció notar que ahora era él quien estaba siendo observado, pues lo vio más fijamente. Ambos enfrentándose en una pequeña pelea de miradas.

Un pequeño rostro salió de la obscuridad, como un niño que jugaba a las escondidas, recordaba haberlo visto... ¿Pero de dónde?.

El niño llevo un dedo sobre sus labios, haciendo el típico gesto de que guardara silencio, Colombia asintió, prometiendo, sin decir nada, que no diría ni una sola palabra de él (¿Ella?).

El infante señaló a un lugar detrás de Colombia, del lado de dónde estaba México, miro atentamente, tratando de descubrir que señalaba, cuando de repente, lo noto, del otro lado estaba un pequeño Trece Colonias, viéndolo fijamente.

Colombia lo miro, tratando de averiguar si era real, era sorprendente el parecido que USA conservaba de su versión miniatura, incluso parecía tener esa perpetua mirada orgulloso que tenía de adulto.

Cuando el pequeño del otro lado concidero que se veía muy real, corrió directo a México gritando algo.

-¡Oigan mamahuevos miren esto!- grito con emoción.

Todos se callaron para hacerle caso y regresaron su mirada al otro lado, Reino Unido vio con ternura a su pequeño hijo, tan adorable como siempre.

De él otro lado el infante había llegado hasta México y había jalado su pantalón con insistencia, México se agachó a su altura y hablaron un poco.

Al parecer el pequeño Trece Colonias se exasperaba rápido (igual que el tamaño real) y quería que todo se hiciera cuando él quería (igual que él real... ¿Qué coincidencia no?) ya que tomo la mano ajena y lo jalo hasta el borde de aquella pared.

Colombia noto que el pequeño infante ya no lo miraba a él, si no que miraba fijamente a su contraparte mayor, pero México no parecía mirarlos, era igual que cuando la veían en sus recuerdos.

USA se acercó al borde de la pared, quedando a poca distancia de esta.

Trece Colonias llevo a su amigo latino hasta quedar frente al gringo, levantó sus pequeños brazos hacia el frente mientras veía a Mexico y le decía algunas palabras.

Luego México lo imitó, levantando sus manos sin saberlo, con dirección al americano, acto seguido, el pequeño de las estrellas miro fijamente a su contraparte.

-¡QUE HAGAS LO MISMO SACOWEA!-

De un brinco USA extendió sus manos al frente, para conectarlas con las de México... Pero, algo diferente paso, sus manos se atravesaron como las de un fantasma.

A Través De Las MemoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora