VI

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Claudine tenía una risa muy bonita, o eso era lo que yo creía siempre y cuando no fuera dirigida hacia mí y lo hiciera de forma burlona, como ahora

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Claudine tenía una risa muy bonita, o eso era lo que yo creía siempre y cuando no fuera dirigida hacia mí y lo hiciera de forma burlona, como ahora. Un único hoyuelo se le marcaba al sonreír, el derecho, mientras sus dientes se veían detrás de sus labios.

Los estudiantes pasaban por el pasillo hacia la salida aglomerándose en ciertos puntos donde algunos se detenían.

—No digas nada —me apresuré a decirle cuando estuve cerca. Me faltaba un poco el aire, pero ya había podido controlar mi respiración a un 50%.

—Ya me estaba comenzando a cuestionar cuándo te tocaba deportes. Siempre es un placer ver la fatiga en tu cara.

Entrecerré los ojos deseando que su sonrisa desapareciera, cosa que se cumplió cuando llamaron por su nombre y ella reconoció al dueño de esa voz.

Baby se acercó a nosotras con varios libros entre sus manos, la vista verde clavada en mi amiga y su típica sonrisa de lado que la hacía enojar.

—Casi te pierdo, pero te encontré —le dijo—. Creí haberte escuchado decir que tú serías quien dejaría los libros en la biblioteca hoy. Gracias por ofrecerte. Tu amabilidad es admirable —El sarcasmo en sus palabras era palpable. Sin darle oportunidad de quejarse, le dio los libros con cierta brusquedad—. Nos vemos. —Se alejó sin mirar atrás, consciente de que ambas lo observábamos y que una de nosotras lo estaba apuñalando con sólo mirarlo.

Quería ayudar a Claudine con los libros ya que se notaban bastante pesados, pero mi lado vengativo se juntó con el que apenas había entendido la situación, lo que provocó que mi ayuda no fuera ofrecida.

Ella me miró, ya sin su cólera reflejada en su cara, prediciendo lo siguiente que yo diría.

—Tienes una clase con Baby —afirmé—. ¿Por qué no estaba enterada?

—Porque está de más hacerlo cuando sé que te vas a molestar —respondió, firme.

Baby, el único pelirrojo de Lock Heaven, era el némesis y, a la vez, aliado de Clau. Su léxico dependía del estado de ánimo que tenía, al igual que la novia semanal que lo acompañaba. Claudine entró en su radar el día en que ella obtuvo el primer puesto de un concurso quedando él en segundo; al siguiente, él resultó el ganador. Desde entonces se juraron odio en secreto porque ambos querían ser los mejores.

Yo no tenía problema con eso, todos podíamos tener a ese alguien a quien dirigirle todas nuestras vibras negativas. Sólo que esa no era la única relación de ellos. Clau decía que sus calificaciones mejoraban cuando eran compañeros de equipo, aunque eso significara que tenía que aguantarse a los tratos de él. Ese era mi problema. Pocas veces la trataba de forma decente.

—Por algo lo sabes —mencioné.

Sus ojos me suplicaron ayuda en conjunto con sus cejas que se acercaron entre ellas arrugando su frente, sus hombros bajaron mostrando fatiga y fue ahí donde no me resistí e intenté ayudarle. Ambas nos movíamos torpemente intentando repartirnos los libros; ella por el cansancio de cargarlos, yo por ser simplemente como soy.

FEVER •|| 𝐻𝑖𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝐼 ||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora