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El cielo despejado era engañoso

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El cielo despejado era engañoso. A pesar de verse un azul perfecto, hacía frío y soplaba el viento constantemente, recordándome a cada momento en dónde me encontraba. La cantidad de personas era la habitual, pero me mantenía pendiente de los pasos algo distantes de Kai detrás de mí.

La conversación que habíamos mantenido me hizo sentir nuevamente como niña, cuando hablaba antes de pensar y no sabía lo que decía hasta que lo escuchaba salir de mí. Incluso, enojarme me hizo sentir bien. Liberada. Pero estar enojada implicaba, en mi caso, no hablar con la persona que recibía esos sentimientos, así que permanecí callada una vez estuve fuera de la cafetería y Kai decidió mantener su distancia, sin embargo no me dejó sola por completo.

No sabía cómo sentirme. No sabía qué pensar. No sabía cómo actuar.

Giré y miré a Kai sin detenerme, como si él me fuera a dar las respuestas. Mantenía su paso firme, sigiloso y seguro, parecía interesado en todo lo que le rodeada y observaba cada cosa detenidamente cuando pasaba a su lado. En cuanto notó que lo miraba sonrió y corté el contacto visual. De pronto me vi respirando de forma consciente y no automática, olvidando el intervalo normal entre una inhalación y la otra. Me puse la gorra de la chamarra, en parte por el frío, en parte como intento de dejar de sentir los ojos de mi vecino sobre mí.

Pasaba al lado de una florería cuando capté la conocida silueta de Stef y sus rizos cobrizos sobre su espalda. Estaba parada frente a una tienda, sonriendo a alguien que seguramente estaba dentro. Llevaba una playera lila de manga larga y jeans. El verla me hizo detenerme y retroceder algunos pasos hasta que varias flores me cubrieron lo suficiente para que no pudiera verme.

—Desconocía el efecto evasivo que tiene Stef sobre ti. —Kai había llegado a estar a mi lado más rápido de lo que supuse en mi mente. Quise pensar que sabía que la observaba a ella porque era la persona más obvia o porque siguió mi mirada, y no porque me leyó la mente de alguna manera.

—No la evado. —Lo miré—. Y no tiene efecto alguno sobre mí.

Parecía bastante concentrado y curioso sobre lo que estaba mirando ahora, como si lo que yo veía hace algunos segundos no fuera lo mismo que él captaba, o comprendiera algo diferente. Cuando pasé de nuevo mis ojos en dirección a Stef, ella estaba acompañada por Terry. A pesar de verse exhausto le dedicaba medias sonrisas esporádicas cada vez que hablaba.

—Ayer no llegó a casa —comentó Kai—. No lo encontraron. Ahora ya sé dónde estaba, o con quién—.Era obvio que se refería a Terry. Por la forma en la que ahora se miraba, no creería que unas horas atrás rompiera barios tablones de la cerca que rodeaba su casa. Parecía pasarla bien con Stef, y ella también se veía como la recordaba: risueña y soñadora, siempre siguiendo a un chico—. No esperaba que encontrara tan rápido a alguien con quien estar.

Fruncí el ceño.

—Alguien con quien estar —repetí.

—Sí. Ya sabes. Alguien con quien... —El volumen fue disminuyendo mientras se daba cuenta de lo que decía.

FEVER •|| 𝐻𝑖𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝐼 ||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora