XXI

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Los exámenes me cambiaban el ánimo

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Los exámenes me cambiaban el ánimo. Cuando terminaba alguno, al final estaba triste, frustrada o enojada. Mi genio empeoraba si estaba desvelada. Pero Claudine no. Tenían el efecto contrario en ella. La ponían de buen humor porque cuando la prueba acababa, ya no tenía el resto de la clase, y ella siempre era de las primeras en terminar.

Sin embargo, algo no andaba bien. Sonreía, sí, pero solo cuando me miraba, después su sonrisa desaparecía por completo y sus ojos se veían tristes.

Recordé que el día anterior había tenido la famosa reunión familiar que su madre había planeado. Todo indicaba que no había salido bien

―Si me sigues mirando tanto pensaré seriamente en que te has enamorado de mí ―comentó. Sus proyectos iban a hacer reventar mi casillero pero eso no la detendría.

―Sólo un poco, sí. Gracias por notarlo.

Decir eso fue suficiente para hacerla sonreír. Está vez de verdad, con su hoyuelo hundido y los extremos de sus ojos un poco arrugados.

―Vaya comentario. Hace poco hubieras evadido mis palabras, ¿ahora las encaras? Me gusta. Me gusta. ―Estiró sus brazos cerrando la puerta―. Entiendo que te preocupas por mí. Sí, me pasa algo. Solo que siento que estoy exagerando demasiado la situación.

―¿Qué situación?

―Eso ―Me señaló― te lo contaré mañana. Por ahora necesito tener mi mente sólo y para los exámenes. Además, hoy veré las observaciones que nos hicieron los profesores a Baby y a mí sobre nuestro proyecto, así que tengo que ir a su casa ―se quejó.

―¿No te quedarás a dormir conmigo?

Movió su cabeza de un lado a otro, negando. La entendía ya que la casa de Baby quedaba más cerca de su casa.

―No me extrañes demasiado hoy.

🐾

Me apresuré a ir hasta la entrada de la casa vecina. La lluvia ya me había empapado, eso no podía cambiarlo, pero podía alejarme de ella antes de que el agua se colara a través de mi chamarra. Toqué un par de veces hasta que Jamie me recibió. Al verme, abrió la puerta para poder pasar sin la necesidad de que me lo dijera. El sonido de la lluvia se vio amortiguado cuando cerró.

―Gracias.

―¿Puedo saber por qué estabas jugando afuera? No creo que sea el momento más ideal para eso. ―Su sonrisa me hizo comprender que estaba bromeando.

―Acabo de salir de la escuela y no llevé paraguas.

―¿Debo suponer que estás aquí para ver a Kai? Porque lamento decirte que no se encuentra. O quizás estés aquí por Cameron. Él está en la sala.

―En realidad quiero ver a Cami.

Me quité mi chamarra mojada lo más rápido que pude porque ya no soportaba tenerla encima de mí.

FEVER •|| 𝐻𝑖𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝐼 ||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora