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No podía apartar mi mente de las palabras de Náyade

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No podía apartar mi mente de las palabras de Náyade.

Primero Cam había mencionado la posibilidad de no ser humanos, ahora Náyade me proponía algo similar.

Me reusaba a renunciar a algo que creí ser toda mi vida, algo con lo que me identificaba, que era parte de mí.

―¿Qué es lo que hay afuera que la tiene tan atenta, Clara?

Giré la cabeza lentamente para apartar la mirada de la ventana y observar al profesor, quien se encontraba a mi lado. Sus ojos estaban fijos en mí así como los de muchos de los curiosos que tenía por compañeros. Mis pensamientos estaban tan ocupados que no noté que dejé de prestar atención a la clase de historia.

―Nada ―respondí. Tuve la necesidad de parpadear varias veces.

―Hablaré con usted después de clase ―sentenció.

Me sentí molesta conmigo misma. Siempre tenía problemas en las clases, estaba acostumbrada, pero no en historia. Era la única materia en la que sabía podía ganarle a cualquiera, incluso a Baby o Claudine.

El profesor Israfil dejó salir a la clase quince minutos antes. Tiempo que cualquiera agradecería, pero yo debía esperar. Una vez que se fue el último compañero, me acerqué al profesor y me senté en el pupitre frente a su escritorio. Pareció no prestar atención pero sabía que era consciente de mí. Mientras yo lo miraba esperando que dijera algo, él, muy tranquilo, acomodaba hojas. Me gustaba su cabello rubio oscuro y el conocimiento que poseía como para verse tan joven. Por eso era mi profesor preferido, independientemente de que diera mi clase favorita.

Extendió un montoncito de hojas hacia mí. La portada indicaba que era mi examen, así que lo tomé.

―No es la primera vez que te veo distraída ―Su voz era tan amable, incluso cuando estaba serio. Se acomodó en su silla con la espalda completamente en el respaldo―. Este semestre me atrevería a decir que incluso más. Como profesor me preocupo por que mis alumnos estén en la mejor disposición de aprender. ¿Hay algo que te esté dificultando prestar atención a clase?

Hojeé mi examen. Todas las respuestas estaban bien, incluso tenía calificación extra por un inciso donde debía explicar la cultura romana y diferenciarla de la griega.

―Tu calificación no ha bajado ―siguió hablando―. En realidad no pedí que te quedaras para darte un sermón sobre prestar atención en clase. Quería felicitarte por tu desempeño en esta última prueba y decirte lo mucho que me gustó tu respuesta a: "¿Por qué crees que estudiar historia es relevante?".

Suspiré, aliviada.

―Usted disfruta de hacer cosas que hacen que se me suba la presión.

―Como profesor tengo ciertos privilegios ―respondió con tono bromista.

Le sonreí antes de buscar esa pregunta entre las hojas. Debajo de ella se leía «Porque el saber la historia del mundo me abrirá el conocimiento».

FEVER •|| 𝐻𝑖𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝐼 ||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora