XV

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Aunque existiera la posibilidad de que haya besos sin sentimientos, estaba segura de que no existían sin reacción

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Aunque existiera la posibilidad de que haya besos sin sentimientos, estaba segura de que no existían sin reacción. Y mi cuerpo reaccionó poniéndose rígido al beso de Terry.

Intenté que el asombro no me impidiera separarme, pero sí lo hicieron sus manos cuando sostuvo mi cara con ambas, una a cada lado, dificultando moverme. Lo tomé de los brazos esperando separarlo de mí empujándolo, pero era tan poca mi fuerza que no sirvió de nada. Solo sentía su piel tibia gracias a que traía una playera sin mangas, también sentí sus músculos tensarse.

Mi corazón se había acelerado y golpeteaba en mi pecho con fuerza. También en mis oídos podía escuchar los latidos. Cuando el aire que aspiraba por la nariz me fue insuficiente cometí el error de abrir la boca para compensar, al hacerlo, Terry se apoderó por completo del beso, ya no solo de mis labios. Acarició mi lengua con la suya de forma tan natural que no sentí el tacto fuera de lugar. Poco a poco todo se volvió nuboso, a pesar del viento, sentía calor; ya no escuchaba la música, mi fuerza se había ido, solo me quedaba sujetarme de su playera para evitar caer. Fue cuando puse una mano sobre su pecho que sentí su pulso ir al mismo ritmo que el mío, entonces me dejé llevar y le correspondí. El ritmo del beso iba a destiempo, como si no pudiéramos ponernos de acuerdo en marcar un compás, pero él pareció guiarme hasta mantenernos en sintonía. Curvé mi espalda cuando un escalofrío la recorrió. Podía saborear lo que él había bebido a la vez que mi aliento se mezclaba con el suyo. No tenía piedad de mi inexperiencia y parecía estarme enseñando a no temer dejar que el cielo se pusiera al revés.

Mis pensamientos divagaron perdiéndose en el aire. Hubo un momento en el que fue como un relámpago contenido en mi cuerpo, cargándolo de electricidad que iba desde mi estómago hasta la punta de mis dedos.

Ahora sabía por qué le gustaba a Stef besarlo.

Entonces la recordé a ella, sentí culpa por lo que había hecho y la única forma que tuve de acabar con el beso fue flexionar mi rodilla y pegarle en donde sabía que le dolería. Terry me mordió antes de alejarse y quejarse por el golpe, agachándose un poco.

Todo me dio vueltas un momento.

―Joder. ¿Qué mierda te pasa? ―recriminó.

―¿A mí? ¿Qué es lo que te pasa a ti?

Cerró los ojos con fuerza intentando reincorporarse.

―Trataba de dar a entender mi punto. ―El dolor se reflejaba en su forma de hablar. Sus ojos me evitaban constantemente―. No has sentido nada, ¿cierto, Florecita? Aunque me has correspondido. ―Un atisbo de arrogancia se escuchó en sus palabras y sonrió de lado mostrando seguridad.

Le enseñé el dedo corazón como muestra de mi afecto antes de ignorarlo y regresar a la fiesta. Casi tropecé con la alfombra al girar en una esquina.

🐾

La canción que sonaba no me gustaba, o más bien no la conocía, pero todos a mi alrededor la bailaban y cantaban, incluida Clau, y para no sentirme excluida no decía nada. Sólo fingía ser parte de la multitud esperando sentirme normal después de lo sucedido. Tenía la falsa idea de que al hacer lo que los demás hacían me haría olvidar lo que pasó, lo que sentí. Clau se había percatado de que no todo estaba bien conmigo cuando me la encontré, pero supuso que la razón era Kai, con quien se había topado sin que notara su presencia. Lo negué pero no me creyó. Sí se trataba de un Robinson, pero no de ese Robinson.

FEVER •|| 𝐻𝑖𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝐼 ||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora