Capítulo 31: Batalla en la Arena 3

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Otra vez en el coliseo para batallar y esta vez contra el capitán de la tribu orca (ahora enemiga).

El orco se llama Utul y es bastante corpulento así que esta vez intentaré llevar yo la iniciativa moviéndome sin parar.

Pude contar por lo menos a 30 miembros de la tribu enemiga en el recinto ya que llevaban en la armadura el mismo dibujo, una mano con 4 dedos. Se hacen llamar "salvajes locos".

Nosotros somos 20 contándome a mi pero la seguridad también ha aumentado por parte de la ciudad... por lo menos hay 50 soldados esqueletos y 50 orcos del señor de la ciudad sin contar a la grandísima gente que ha venido a ver este espectáculo.

La tensión antes de comenzar era máxima y no nos dejaron vernos antes del combate para evitar problemas, encima estaba repleto incluso por los alrededores del coliseo.

Había un montón de goblins y lo importante es que tres de las tribus con las que había hablado el día de ayer estaban también por si pasaba algo (y para ganar dinero apostando a mi favor claro jaja).

El árbitro introdujo el combate haciendo referencia a las peleas anteriores y a la rivalidad existente y esta vez comenzamos la lucha a muerte midiéndonos el uno al otro.

Esta vez era el quien intentaba asestarme un golpe letal en un contraataque mientras que era yo quien llevaba la iniciativa.

No tardé en darme cuenta que su gran armadura pesada lo impedía moverse bien pero también lo protegía muy bien de mis ataques. Esta vez sería imposible romper la armadura así que decidí centrarme en las partes vulnerables como pueden ser las manos, la axila y los ojos porque para tener una mínima movilidad y visión la armadura ahí no es tan resistente.

Todo lo demás lo llevaba muy bien cubierto, incluso llevaba un casco bastante grande con una cota de malla que impedía también ir a por el cuello.

Como previne esto con antelación a penas llevaba conmigo mi alabarda, una espada y una daga. Todo con un veneno fuerte para dejarlo ko.

Alargamos la batalla más de la cuenta porque era capaz de cubrirse muy bien con el escudo. Hasta golpeaba con el a veces...

Finalmente conseguí apartarle el escudo con la alabarda gracias a hacer una especie de palanca con la parte lateral de la cuchilla colocándola en el escudo para girar después con el brazo (a modo abrelatas) y dejarlo vulnerable para inmediatamente pincharle en el ojo con la punta del arma.

La herida fue superficial pero lo suficientemente limpia como para dejarlo sin visión en un ojo y que el veneno hiciera efecto.

Poco a poco iba quedándose sin fuerzas y más y más lento así que simplemente repetí el mismo movimiento pero no con tanta fortuna. Sí pude asestarle un buen golpe pero no atiné a acertar justo en el hueco de los ojos.

Pude quitarle el escudo y gracias a la diferencia de alcance entre armas y a que estaba ya muy agotado por el veneno y la herida seguí acertando golpes como si fuera el aguijón de una abeja que iban poco a poco abollando la armadura.

Finalmente lo desequilibré con mi alabarda gracias a arrastrar su pie derecho con la parte lateral (como con el escudo) y mientras se recomponía le di un golpe lateral en la cabeza que lo dejó completamente en el suelo y abolló completamente el casco.

Solo tuve que rematarlo con otro golpe a la cabeza para terminar sacando mi espada e incrustándola por el hueco del casco (el de los ojos).

Fue una victoria mucho más sencilla de lo esperado y esta vez no causaron tanto alboroto como la otra vez y milagrosamente tampoco recibí un solo golpe de mi adversario.

Nos limitamos a recoger el pago por el combate y el pago por la apuesta y decidimos descansar unos días hasta que me volviera a encontrar con el nigromante. Sin duda más combates iban a suceder... pero por suerte o por desgracia mucho antes de lo pensado.

Tan pronto como salimos del coliseo los 30 orcos que habíamos visto nos esperaban para empezar una batalla...

Me: GoblinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora