The First

Capítulo 53

¡DOBLE ACTUALIZACIÓN! Espero que disfruten de este capítulo tan especial.
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La tormenta ha parado por completo, por suerte para mí ya que hoy debo irme en autobús, Sam no ha traído su coche ya que su novio viene a recogerla.

El club está vacío. Todos los niños abandonaron el lugar como prevención cuando los truenos comenzaron a resonar en el cielo y nubes negras lo cubrieron totalmente.

Miro el ahora inundado patio a través del ventanal y me pierdo en mis pensamientos, esperando que sea la hora de irme. Son casi las siete de la tarde y ya es de noche, hago una mueca divertida a como suena eso. El cielo sigue completamente negro, dando la sensación de que es invierno por estar a oscuras a estas horas.

Me alejo del ventanal y comienzo a caminar por el pasillo en dirección al vestuario. Es rarísimo verme vestida con pantalones largos y un saco negro que me llega hasta las rodillas.

Me detengo sin pensarlo cuando estoy frente a la puerta de servicio que lleva hacia la terraza del club. Está entreabierta. Miro hacia ambos lados del pasillo para comprobar si no hay alguien del personal dando vueltas por aquí. Estiro mi mano y empujo la puerta para encontrarme con unas escaleras. No pienso mucho ya que cuando me doy cuenta, estoy en el primer descansillo de esta, sigo subiendo y hay un papel en la puerta para que esta no se cierre. La persona que estuvo aquí fue ingeniosa, pero se le olvidó cerrarla. Abro un poco la puerta y quito el papel para querer volver a cerrarla, pero algo me detiene. Nunca he estado en la terraza, ¿tendrá una buena vista? Miro hacia atrás mío aunque no haya nadie y vuelvo a abrir la puerta para colocar el papel en la cerradura, salgo al exterior y un viento frío me golpea. Apoyo la puerta contra el marco y me giro para descubrir una vista perfecta. Las luces de la cuidad están empezando a despertar y la vista de las áreas visibles del club se ven realmente espectaculares. El viento hace que todo adopte un sentimiento soñado. Camino hacia el barandal de piedra para poder ver todo mejor pero antes de llegar algo me distrae.

Miro hacia mi izquierda y mis rodillas tiemblan al ver a Nate sentado. Desde el lunes por la mañana que no lo veo, tampoco estuvo ayer aquí.

Su espalda se apoya contra la pared y tiene las rodillas flexionadas y los brazos sobre ellas. ¿Qué hace aquí?

Me acerco con cautela y logro divisar una botella en su mano.

—Hola. –lo saludo y él levanta la cabeza, se sorprende al verme.

Y es entonces cuando me doy cuenta de lo que veo. Su rostro está rojo, sus ojos inyectados en sangre y sus mejillas están húmedas. Está llorando.

—¿Estás bien? –me arrodillo rápidamente junto a él.

Él solo me mira y se limita a asentir con la cabeza. Luego de unos segundos abre la boca para contestar.

—Estoy bien. –contesta y su voz suena quebrantada.

Suspiro y asiento con la cabeza.

—¿Qué sucede? –pregunto en voz baja.

Él no responde, ni siquiera muestra señales de estar con la mente aquí en este momento.

Decido rendirme fácilmente ya que es obvio que no va a decirme lo que le pasa. Me levanto para dejarlo sólo.

—No. –dice Nate tomando mi mano, me obliga a arrodillarme de nuevo y niega con la cabeza. —No te vayas.

¿Qué sucede? Los nervios comienzan a despertarse en mí, pero trato de hacer de cuenta que nada pasa conmigo.

—No me iré a ninguna parte. –le prometo.