Capítulo 32

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Hago el corto trayecto que hay del baño a mi habitación y Sam se retoca el maquillaje con cuidado cuando abro la puerta y entro.

-Hablaré con Nate hoy. -digo mientras intento ordenar un poco el desastre que es mi cama.

Sam me mira con los ojos súper abiertos, como si no pudiera creer lo que acabo de decir.

-Sam, -intento encontrar las palabras adecuadas, -Necesito a Nate en mi vida, lo quiero. Y por eso quiero intentar arreglar lo que sucedió ayer.

No pude dormir en toda la noche por estar pensando, y simplemente decidí que Nate y yo merecemos aunque sea tener una charla más tranquila.

-Sabía que Nate y tú merecían otra oportunidad. -dice y una sonrisa se asoma en su bello rostro.

••••

Sam sale del vestuario sola cuando le informo que esperaré a Nate para hablar con él, pero antes de hacerlo me ofreció su sonrisa tranquilizadora y me deseó suerte. El pecho me maquina a mil por hora a medida que pasan los minutos y Nate todavía no aparece. Saco mi celular y observo la hora cuando la energía del espacio cambia completamente y mi corazón comienza a latir desesperadamente. Levanto la vista y Nate me observa desde el marco de la puerta, hace caso omiso a mi presencia y camina hasta su casillero. Cuando lo tengo enfrente puedo darme cuenta de lo mal que luce, tiene los ojos hinchados, bolsas y ojeras, su expresión es seria y tensa. Se da cuenta de que lo estoy observando porque me mira y hace un gesto indescifrable.

-¿Qué? -pregunta cortante.

-Sé que lo de ayer fue una mierda, pero quiero hablar contigo y arreglar la situación. -digo con noto neutro.

-No hay nada que arreglar, me quedó bastante claro ayer. Puedes hacer lo que quieras. -devuelve su atención a su casillero ahora abierto.

-Nate, en parte reaccioné ayer así porque tus secretos me confun...

-¿Mis secretos? -me interrumpe y suelta una risita sarcástica. -Me parece que no soy el único que tiene secretos bien guardados, Rue. -inquiere indirectamente.

¿De qué está hablando?

-¿A qué te refieres? -pregunto sin entender adónde quiere llegar.

-Ayer quise hablar contigo y arreglar las cosas, como tú ahora, me dijeron que te habías ido y que estarías en el gimnasio, así que fui, llegué hasta allí y me encontré con la sorpresa de que no estabas, tu madre ni siquiera sabía que te habías ido del trabajo y mucho menos dónde estabas en ese momento. ¿Y luego dices que yo tengo secretos? ¿Dónde estabas, Rue?

Su declaración me toma por sorpresa y los nervios me atacan. No puedo decirle en dónde estaba porque me vería como una loca.

-No sé de qué hablas. -niego con la cabeza.

-Deja de hacerte la estúpida de una vez, Rue. ¿Dónde estabas?

Su intromisión me genera molestia y lo enfrento.

-¿Y a ti qué te importa? No es asunto tuyo en dónde o con quién estoy.

-Puedes ir y decirle al otro tio que no se preocupe por mi, yo no voy a entrometerme. -cierra su casillero de un golpe y se la da vuelta para dirigirse hacia las duchas.

-¿De qué estás hablando? No hay ningún otro y jamás lo habrá. No puedo contarte en dónde mierda estuve porque pensarías que tengo problemas y no es así.

Nate se gira hacia mi y me mira con confusión.

-¿Por qué crees que pensaría eso?

Niego con la cabeza incapaz de responder.

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